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Romanos 8:27 - Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Y el Padre, quien conoce cada corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes, en armonía con la voluntad de Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Y Aquel que penetra los secretos más íntimos entiende esas aspiraciones del Espíritu, pues el Espíritu quiere conseguir para los santos lo que es de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 y el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención° del Espíritu, porque intercede por los santos conforme a° Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Pero aquel que escudriña los corazones sabe cuál es el anhelo del Espíritu, porque éste intercede, según el querer de Dios, por los a él consagrados.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

27 Y el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

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Romanos 8:27
28 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero yo, el Señor, investigo todos los corazones y examino las intenciones secretas. A todos les doy la debida recompensa, según lo merecen sus acciones».


Ahora todos podemos tener acceso al Padre por medio del mismo Espíritu Santo gracias a lo que Cristo hizo por nosotros.


Entonces, ¿quién nos condenará? Nadie, porque Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros, y está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios, e intercede por nosotros.


Después todos ellos oraron: «Oh Señor, tú conoces cada corazón. Muéstranos a cuál de estos hombres has elegido


»Y tú, Salomón, hijo mío, aprende a conocer íntimamente al Dios de tus antepasados. Adóralo y sírvelo de todo corazón y con una mente dispuesta. Pues el Señor ve cada corazón y conoce todo plan y pensamiento. Si lo buscas, lo encontrarás; pero si te apartas de él, te rechazará para siempre.


El fuego prueba la pureza del oro y de la plata, pero el Señor prueba el corazón.


Dios conoce el corazón humano y él confirmó que acepta a los gentiles al darles el Espíritu Santo, tal como lo hizo con nosotros.


con toda seguridad Dios lo habría sabido, porque conoce los secretos de cada corazón.


Pues hablamos como mensajeros aprobados por Dios, a quienes se les confió la Buena Noticia. Nuestro propósito es agradar a Dios, no a las personas. Solamente él examina las intenciones de nuestro corazón.


No seas como ellos, porque tu Padre sabe exactamente lo que necesitas, incluso antes de que se lo pidas.


Oh Señor de los Ejércitos Celestiales, tú pruebas a los justos y examinas los secretos y los pensamientos más profundos. Permíteme ver tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.


Oh Señor de los Ejércitos Celestiales, tú juzgas con justicia, y examinas los secretos y los pensamientos más profundos. Déjame ver tu venganza contra ellos, porque te he entregado mi causa.


Heriré de muerte a sus hijos. Entonces todas las iglesias sabrán que yo soy el que examina los pensamientos y las intenciones de cada persona. Y le daré a cada uno de ustedes lo que se merezca.


Pueden pedir cualquier cosa en mi nombre, y yo la haré, para que el Hijo le dé gloria al Padre.


Entonces él les dijo: «A ustedes les encanta aparecer como personas rectas en público, pero Dios conoce el corazón. Lo que este mundo honra es detestable a los ojos de Dios.


Acaba con la maldad de los perversos, y defiende al justo. Pues tú miras lo profundo de la mente y del corazón, oh Dios justo.


Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos.


No hay nada en toda la creación que esté oculto a Dios. Todo está desnudo y expuesto ante sus ojos; y es a él a quien rendimos cuentas.


Por lo tanto, permitir que la naturaleza pecaminosa les controle la mente lleva a la muerte. Pero permitir que el Espíritu les controle la mente lleva a la vida y a la paz.


Señor, tú sabes lo que anhelo; oyes todos mis suspiros.


Yo sé, mi Dios, que tú examinas nuestro corazón y te alegras cuando encuentras en él integridad. Tú sabes que he hecho todo esto con buenas intenciones y he visto a tu pueblo dando sus ofrendas por voluntad propia y con alegría.


Le preguntó por tercera vez: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que Jesús le dijera la tercera vez: «¿Me quieres?». Le contestó: —Señor, tú sabes todo. Tú sabes que yo te quiero. Jesús dijo: —Entonces, alimenta a mis ovejas.


Oh Señor, has examinado mi corazón y sabes todo acerca de mí.


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