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Romanos 7:9 - Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Hubo un tiempo en que viví sin entender la ley. Sin embargo, cuando aprendí, por ejemplo, el mandamiento de no codiciar, el poder del pecado cobró vida

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Hubo un tiempo en que no había Ley, y yo vivía. Pero llegó el precepto, dio vida al pecado,

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Así que, en un tiempo, yo vivía sin ley; pero cuando vino el mandamiento, el pecado revivió,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Hubo un tiempo en que yo vivía sin ley; pero, en llegando el mandamiento, revivió el pecado,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Y antes yo vivía sin ley, pero cuando vino el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.

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Romanos 7:9
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Sin embargo, los que dependen de la ley para hacerse justos ante Dios están bajo la maldición de Dios, porque las Escrituras dicen: «Maldito es todo el que no cumple ni obedece cada uno de los mandatos que están escritos en el libro de la ley de Dios».


Pues la naturaleza pecaminosa es enemiga de Dios siempre. Nunca obedeció las leyes de Dios y jamás lo hará.


Pues, cuando intenté obedecer la ley, la ley misma me condenó. Así que morí a la ley —es decir, dejé de intentar cumplir todas sus exigencias— a fin de vivir para Dios.


Pues Moisés escribe que la ley exige obediencia a todos sus mandatos para que una persona llegue a ser justa ante Dios.


El pecado se aprovechó de esos mandatos y me engañó; usó los mandatos para matarme.


Pero ahora fuimos liberados de la ley, porque morimos a ella y ya no estamos presos de su poder. Ahora podemos servir a Dios, no según el antiguo modo —que consistía en obedecer la letra de la ley— sino mediante uno nuevo, el de vivir en el Espíritu.


Por lo tanto, mis amados hermanos, la cuestión es la siguiente: ustedes murieron al poder de la ley cuando murieron con Cristo y ahora están unidos a aquel que fue levantado de los muertos. Como resultado, podemos producir una cosecha de buenas acciones para Dios.


El hombre respondió: —He obedecido todos esos mandamientos desde que era joven.


pero él respondió: “Todos estos años, he trabajado para ti como un burro y nunca me negué a hacer nada de lo que me pediste. Y en todo ese tiempo, no me diste ni un cabrito para festejar con mis amigos.


—He obedecido todos esos mandamientos —respondió el joven—. ¿Qué más debo hacer?


Pues me rodean las dificultades, ¡son demasiadas para contar! Es tal la acumulación de mis pecados que no puedo ver una salida. Suman más que los cabellos de mi cabeza y he perdido toda mi valentía.


¡Pero el pecado usó ese mandamiento para despertar toda clase de deseos codiciosos dentro de mí! Si no existiera la ley, el pecado no tendría ese poder.


y yo morí. Entonces me di cuenta de que los mandatos de la ley —que supuestamente traían vida— trajeron, en cambio, muerte espiritual.


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