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Romanos 3:20 - Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Pues nadie llegará jamás a ser justo ante Dios por hacer lo que la ley manda. La ley sencillamente nos muestra lo pecadores que somos.

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Biblia Reina Valera 1960

20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Porque en base a la observancia de la Ley no será justificado ningún mortal ante Dios. El fruto de la Ley es otro: nos hace conscientes del pecado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 porque por las obras de la ley ninguna carne será justificada delante de Él,° porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 porque por las obras de la ley nadie será justificado ante él, ya que la ley sólo lleva a más conocimiento del pecado.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Por tanto, por las obras de la ley ninguna carne será justificada delante de Él; pues por la ley es el conocimiento del pecado.

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Romanos 3:20
24 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Sin embargo, sabemos que una persona es declarada justa ante Dios por la fe en Jesucristo y no por la obediencia a la ley. Y nosotros hemos creído en Cristo Jesús para poder ser declarados justos ante Dios por causa de nuestra fe en Cristo y no porque hayamos obedecido la ley. Pues nadie jamás será declarado justo ante Dios mediante la obediencia a la ley».


Todo el que cree en él es hecho justo a los ojos de Dios, algo que la ley de Moisés nunca pudo hacer.


Así que somos hechos justos a los ojos de Dios por medio de la fe y no por obedecer la ley.


Pues, cuando intenté obedecer la ley, la ley misma me condenó. Así que morí a la ley —es decir, dejé de intentar cumplir todas sus exigencias— a fin de vivir para Dios.


Pues la ley siempre trae castigo para los que tratan de obedecerla. (¡La única forma de no violar la ley es no tener ninguna ley para violar!).


¿Por qué no? Porque trataban de hacerse justos ante Dios por cumplir la ley en lugar de confiar en él. Tropezaron con la gran piedra en su camino.


La ley de Dios fue entregada para que toda la gente se diera cuenta de la magnitud de su pecado, pero mientras más pecaba la gente, más abundaba la gracia maravillosa de Dios.


Obviamente, la promesa que Dios hizo de dar toda la tierra a Abraham y a sus descendientes no se basaba en la obediencia de Abraham a la ley sino en una relación correcta con Dios, la cual viene por la fe.


No lleves a juicio a tu siervo, porque ante ti nadie es inocente.


Pues, si ustedes pretenden hacerse justos ante Dios por cumplir la ley, ¡han quedado separados de Cristo! Han caído de la gracia de Dios.


Es cierto, la gente ya pecaba aun antes de que se entregara la ley; pero no se le tomaba en cuenta como pecado, porque todavía no existía ninguna ley para violar.


Señor, si llevaras un registro de nuestros pecados, ¿quién, oh Señor, podría sobrevivir?


Pues el simple acto de escuchar la ley no nos hace justos ante Dios. Es obedecer la ley lo que nos hace justos ante sus ojos.


Mira, Dios ni siquiera confía en los ángeles. Ni los cielos son completamente puros a sus ojos,


El pecado se aprovechó de esos mandatos y me engañó; usó los mandatos para matarme.


Pues el pecado es el aguijón que termina en muerte, y la ley le da al pecado su poder.


Pues la ley nunca perfeccionó nada, pero ahora confiamos en una mejor esperanza por la cual nos acercamos a Dios.


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