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Romanos 15:14 - Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Mis amados hermanos, estoy plenamente convencido de que ustedes están llenos de bondad. Conocen estas cosas tan bien que pueden enseñárselas unos a otros.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podéis amonestaros los unos a los otros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Personalmente estoy convencido, hermanos, de que también ustedes están llenos de buena voluntad, con un conocimiento auténtico, y que son capaces de instruirse mutuamente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Y yo mismo, hermanos míos, he sido persuadido° acerca de vosotros, de que también vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, y que sois también capaces de amonestaros los unos a los otros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Con respecto a vosotros, yo estoy, hermanos míos, personalmente convencido de que también vosotros estáis llenos de buenas disposiciones, henchidos de toda clase de conocimiento y capacitados para exhortaros unos a otros.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Y también yo mismo tengo confianza de vosotros, hermanos míos, que también vosotros estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de manera que podéis amonestaros los unos a los otros.

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Romanos 15:14
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Por lo tanto, siempre les recordaré todas estas cosas, aun cuando ya las saben y están firmes en la verdad que se les enseñó.


Así que les escribo no porque no conozcan la verdad, sino porque conocen la diferencia entre la verdad y la mentira.


Ahora, con respecto a la pregunta acerca de la comida que ha sido ofrecida a ídolos, es cierto, sabemos que «todos tenemos conocimiento» sobre este tema. Sin embargo, mientras que el conocimiento nos hace sentir importantes, es el amor lo que fortalece a la iglesia.


Así que aliéntense y edifíquense unos a otros, tal como ya lo hacen.


Que el mensaje de Cristo, con toda su riqueza, llene sus vidas. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que él da. Canten salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido.


Pues, si otros te ven —con tu «conocimiento superior»— comiendo en el templo de un ídolo, ¿acaso no se sentirán alentados a violar su conciencia al comer un alimento que se ofreció a un ídolo?


Sin embargo, no todos los creyentes saben esto. Algunos están acostumbrados a pensar que los ídolos son reales, entonces, cuando comen un alimento que fue ofrecido a ídolos, lo consideran adoración a dioses verdaderos, y violan su débil conciencia.


Por medio de él, Dios ha enriquecido la iglesia de ustedes en todo sentido, con toda la elocuencia y todo el conocimiento que tienen.


Mientras escribo esta carta estoy seguro de que harás lo que te pido, ¡y aún más!


Hermanos, les rogamos que amonesten a los perezosos. Alienten a los tímidos. Cuiden con ternura a los débiles. Sean pacientes con todos.


Pues esa luz que está dentro de ustedes produce solo cosas buenas, rectas y verdaderas.


Queridos amigos, aunque hablamos de este modo, no creemos que esto se aplica a ustedes. Estamos convencidos de que ustedes están destinados para cosas mejores, las cuales vienen con la salvación.


Hace tanto que son creyentes que ya deberían estar enseñando a otros. En cambio, necesitan que alguien vuelva a enseñarles las cosas básicas de la palabra de Dios. Son como niños pequeños que necesitan leche y no pueden comer alimento sólido.


Me acuerdo de tu fe sincera, pues tú tienes la misma fe de la que primero estuvieron llenas tu abuela Loida y tu madre, Eunice, y sé que esa fe sigue firme en ti.


Que estén siempre llenos del fruto de la salvación —es decir, el carácter justo que Jesucristo produce en su vida— porque esto traerá mucha gloria y alabanza a Dios.


Está bien que sienta estas cosas por todos ustedes, porque ocupan un lugar especial en mi corazón. Participan conmigo del favor especial de Dios, tanto en mi prisión como al defender y confirmar la verdad de la Buena Noticia.


Si tuviera el don de profecía y entendiera todos los planes secretos de Dios y contara con todo el conocimiento, y si tuviera una fe que me hiciera capaz de mover montañas, pero no amara a otros, yo no sería nada.


A uno el Espíritu le da la capacidad de dar consejos sabios; a otro el mismo Espíritu le da un mensaje de conocimiento especial.


Dado que ustedes sobresalen en tantas maneras —en su fe, sus oradores talentosos, su conocimiento, su entusiasmo y el amor que reciben de nosotros— quiero que también sobresalgan en este acto bondadoso de ofrendar.


Así que seguimos orando por ustedes, pidiéndole a nuestro Dios que los ayude para que vivan una vida digna de su llamado. Que él les dé el poder para llevar a cabo todas las cosas buenas que la fe los mueve a hacer.


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