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Proverbios 26:24 - Biblia Nueva Traducción Viviente

24 La gente podrá encubrir su odio con palabras agradables, pero te están engañando.

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Biblia Reina Valera 1960

24 El que odia disimula con sus labios; Mas en su interior maquina engaño.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 El que tiene odio disimula su lenguaje y esconde en él su maldad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Disimula con sus labios el que odia, Pero en su interior trama el engaño.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 El que odia se enmascara en su lenguaje, pero en su seno alberga la perfidia;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 El que odia, disimula con sus labios; pero en su interior almacena engaño.

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Proverbios 26:24
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El corazón que trama el mal está lleno de engaño; ¡el corazón que procura la paz rebosa de alegría!


Encubrir el odio te hace un mentiroso; difamar a otros te hace un necio.


Me visitan como si fueran mis amigos, pero, mientras tanto, juntan chismes y, cuando se van, los divulgan a los cuatro vientos.


Los prudentes saben a dónde van; en cambio, los necios se engañan a sí mismos.


Un testigo honrado dice la verdad; un testigo falso dice mentiras.


Los planes de los rectos son justos, pero el consejo de los perversos es traicionero.


El Señor detesta el uso de las balanzas adulteradas, pero se deleita en pesas exactas.


Están siempre pensando cuánto cuesta. «Come y bebe», te invitan, pero no lo dicen con sinceridad.


«¡Cuidado con tu vecino! ¡Ni siquiera confíes en tu hermano! Pues un hermano saca ventaja de su hermano, y un amigo calumnia a su amigo.


Pero como Siquem había deshonrado a la hermana de ellos, Dina, los hijos de Jacob respondieron con engaño a Siquem y a Hamor, su padre.


Cierto día, Saúl le dijo a David: —Estoy listo para darte a mi hija mayor, Merab, por esposa. Pero antes deberás demostrar que eres un guerrero de verdad al pelear las batallas del Señor. Pues Saúl pensó: «Voy a enviar a David contra los filisteos y dejar que ellos lo maten, en vez de hacerlo yo mismo».


—Bien —le dijo al rey—, si no puedes ir, ¿por qué no envías a mi hermano Amnón con nosotros? —¿Por qué a Amnón? —preguntó el rey.


Pero Absalón siguió insistiendo hasta que por fin el rey accedió y dejó que todos sus hijos asistieran, entre ellos Amnón. Así que Absalón preparó un banquete digno de un rey.


«¿Cómo estás, primo mío?», dijo Joab, y con la mano derecha lo tomó por la barba como si fuera a besarlo.


Así que Sanbalat y Gesem enviaron un mensaje pidiéndome que me encontrara con ellos en una de las aldeas de la llanura de Ono. Pero me di cuenta de que ellos tramaban hacerme daño,


Que el Señor les corte esos labios aduladores y silencie sus lenguas jactanciosas.


No me arrastres junto con los perversos —con los que hacen lo malo—, los que hablan con sus vecinos amablemente mientras traman maldades en su corazón.


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