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Proverbios 14:10 - Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Cada corazón conoce su propia amargura, y nadie más puede compartir totalmente su alegría.

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Biblia Reina Valera 1960

10 El corazón conoce la amargura de su alma; Y extraño no se entremeterá en su alegría.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 El corazón conoce su propia pena, y su alegría nadie podrá compartirla.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 El corazón conoce su propia amargura, Y en su alegría no participa el extraño.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Cada corazón tiene su pena, y no comparte su alegría con extraños.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 El corazón conoce su propia amargura; y extraño no se entrometerá en su alegría.

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Proverbios 14:10
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Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.


El espíritu humano puede soportar un cuerpo enfermo, ¿pero quién podrá sobrellevar un espíritu destrozado?


El corazón contento alegra el rostro; el corazón quebrantado destruye el espíritu.


»Estoy harto de mi vida. Dejen que desahogue mis quejas abiertamente; mi alma llena de amargura debe quejarse.


»Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. A todos los que salgan vencedores, les daré del maná que ha sido escondido en el cielo. Y le daré a cada uno una piedra blanca, y en la piedra estará grabado un nombre nuevo que nadie comprende aparte de aquel que lo recibe.


Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confían en él y se gozan con una alegría gloriosa e indescriptible.


No los abandonaré como a huérfanos; vendré a ustedes.


»No puedo evitar hablar; debo expresar mi angustia. Mi alma llena de amargura debe quejarse.


Ana, con una profunda angustia, lloraba amargamente mientras oraba al Señor


»Ahora mi alma está muy entristecida. ¿Acaso debería orar: “Padre, sálvame de esta hora”? ¡Pero esa es precisamente la razón por la que vine!


El Espíritu me levantó y me sacó de allí. Salí amargado y confundido, pero era fuerte el poder del Señor sobre mí.


El Señor es amigo de los que le temen; a ellos les enseña su pacto.


No me deja recobrar el aliento sino que me llena de amargas tristezas.


Sin embargo, cuando ella se encontró con el hombre de Dios en la montaña, se postró en el suelo delante de él y se agarró de sus pies. Giezi comenzó a apartarla, pero el hombre de Dios dijo: «Déjala. Está muy angustiada, pero el Señor no me ha dicho qué le pasa».


Jesús contestó: —Todos los que me aman harán lo que yo diga. Mi Padre los amará, y vendremos para vivir con cada uno de ellos.


Y hablando entre ellos, dijeron: «Es obvio que estamos pagando por lo que le hicimos hace tiempo a José. Vimos su angustia cuando rogaba por su vida, pero no quisimos escucharlo. Por eso ahora tenemos este problema».


Otra persona muere en amarga pobreza, sin haber saboreado nunca de la buena vida.


—¡Oh no, señor! —respondió ella—. No he bebido vino ni nada más fuerte. Pero como estoy muy desanimada, derramaba ante el Señor lo que hay en mi corazón.


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