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Oseas 10:8 - Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Y los santuarios paganos de Avén, donde Israel pecaba, se derrumbarán. Alrededor de sus altares crecerán espinos y cardos. Suplicarán a los montes: «¡Entiérrennos!», y rogarán a las colinas: «¡Caigan sobre nosotros!».

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y los lugares altos de Avén serán destruidos, el pecado de Israel; crecerá sobre sus altares espino y cardo. Y dirán a los montes: Cubridnos; y a los collados: Caed sobre nosotros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Los santuarios altos de Aven, donde pecaba Israel, serán destruidos; zarzas y cardos cubrirán sus altares. Entonces dirán a las montañas: 'Escóndannos', y a los cerros: 'Caigan sobre nosotros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Los lugares altos de Avén° (pecado de Israel), serán destruidos, Y sobre sus altares crecerán los espinos y los abrojos. Entonces dirán a los montes: ¡Cubridnos! Y a los collados: ¡Caed sobre nosotros!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Abatidas serán las alturas de Avén, el pecado de Israel; espinas y abrojos treparán por sus altares. Entonces dirán a los montes: '¡Cubridnos!' y a los collados: '¡Caed sobre nosotros!'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Y los altares de Avén serán destruidos, el pecado de Israel; crecerá sobre sus altares espino y cardo. Y dirán a las montañas: Cubridnos; y a los collados: Caed sobre nosotros.

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Oseas 10:8
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La gente suplicará a los montes: “¡Caigan sobre nosotros!” y rogará a las colinas: “¡Entiérrennos!”.


Y gritaban a las montañas y a las rocas: «Caigan sobre nosotros y escóndannos del rostro de aquel que se sienta en el trono, y de la ira del Cordero;


Cuando el Señor se levante para sacudir la tierra, sus enemigos se escabullirán en hoyos en el suelo. En cuevas en las rocas se esconderán del terror del Señor y de la gloria de su majestad.


Aunque escapes de la destrucción a manos de Asiria, Egipto te vencerá y Menfis te enterrará. La ortiga se apoderará de tus tesoros de plata y la zarza invadirá tus casas arruinadas.


Y los que juran por los vergonzosos ídolos de Samaria, los que hacen juramentos en nombre del dios de Dan y votos en nombre del dios de Beerseba, todos caerán y nunca más se levantarán».


Pues su tierra se cubrirá de espinos y zarzas; sus hogares alegres y ciudades felices desaparecerán.


Durante esos días, las personas buscarán la muerte, pero no la encontrarán; desearán morir, ¡pero la muerte escapará de ellas!


Enganchen los caballos a sus carros y huyan, pueblo de Laquis. Ustedes fueron la primera ciudad de Judá que siguió a Israel en su rebelión e hicieron caer a Jerusalén en pecado.


¿Y por qué sucede esto? Es a causa de la rebelión de Israel, sí, por los pecados de toda la nación. ¿Quién es culpable de la rebelión de Israel? ¡Samaria, su ciudad capital! ¿Dónde está el centro de la idolatría en Judá? ¡En Jerusalén, su capital!


La gente de Samaria tiembla de miedo por su ídolo, el becerro en Bet-avén, y está de luto por él. Aunque sus sacerdotes se regocijan en él, su gloria será arrebatada.


El corazón de los israelitas es inconstante; ellos son culpables y deben ser castigados. El Señor derribará sus altares y hará pedazos sus columnas sagradas.


»¡Toquen alarma en Guibeá! ¡Hagan sonar la trompeta en Ramá! ¡Den el grito de guerra en Bet-avén! ¡Entren en batalla, oh guerreros de Benjamín!


»A pesar de que tú, Israel, eres una prostituta, que Judá no sea culpable de tales cosas. No te unas a la falsa adoración en Gilgal o Bet-avén, ni jures allí en el nombre del Señor.


Ofrecen sacrificios a ídolos en la cima de las montañas. Suben a las colinas para quemar incienso bajo la sombra placentera de robles, álamos y terebintos. »Por eso sus hijas se entregan a la prostitución y sus nueras cometen adulterio.


Los espinos invadirán sus palacios; en sus fuertes crecerán la ortiga y el cardo. Las ruinas serán guarida de los chacales y se convertirán en hogar de los búhos.


Cuando terminó el festival, los israelitas que estuvieron presentes fueron a todas las ciudades de Judá, Benjamín, Efraín y Manasés, destrozaron todas las columnas sagradas, derribaron los postes dedicados a la diosa Asera y quitaron los altares y los santuarios paganos. Después de esto, los israelitas regresaron a sus ciudades, cada uno a su hogar.


El rey también derribó el altar que estaba en Betel, el santuario pagano que Jeroboam, hijo de Nabat, había levantado cuando hizo pecar a Israel. Quemó el santuario y lo molió hasta convertirlo en cenizas, y quemó el poste dedicado a la diosa Asera.


Él abandonará a Israel, debido a que Jeroboam pecó e hizo que Israel pecara con él».


Esto fue un gran pecado y, como consecuencia, la dinastía de Jeroboam fue totalmente eliminada de la faz de la tierra.


Luego, por mandato del Señor, el hombre de Dios gritó: «¡Oh altar, altar! Esto dice el Señor: “En la dinastía de David nacerá un niño llamado Josías, quien sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los santuarios paganos que vienen aquí a quemar incienso, y sobre ti se quemarán huesos humanos”».


Así que tomé el pecado de ustedes —o sea, el becerro que habían hecho—, lo derretí en el fuego y luego lo molí hasta que quedó hecho polvo, y después lo arrojé en el arroyo que baja del monte.


Cuando soplaba la brisa fresca de la tarde, el hombre y su esposa oyeron al Señor Dios caminando por el huerto. Así que se escondieron del Señor Dios entre los árboles.


»Por esta razón la cercaré con espinos. Cerraré su paso con un muro para que pierda su rumbo.


Dice el Señor: «¡Oh Israel, desde los tiempos de Guibeá, hay tan solo pecado y más pecado! No has mejorado en absoluto. ¿Acaso no fue justo que los hombres perversos de Guibeá fueran atacados?


Los altares paganos de sus antepasados quedarán en ruinas y los santuarios de Israel serán destruidos; acabaré de forma repentina con la dinastía del rey Jeroboam.


Y tú, Nínive, también te tambalearás como un borracho; te esconderás por temor al ataque del enemigo.


mientras ellos se escabullen en cuevas y se esconden en los acantilados entre los peñascos. Tratarán de escapar del terror del Señor y de la gloria de su majestad, cuando él se levante para sacudir la tierra.


»Oh Samaria, yo rechazo este becerro, este ídolo que te has hecho. Mi furia arde contra ti. ¿Hasta cuándo serás incapaz de estar sin culpa?


Derribaré las puertas de Damasco y masacraré a los habitantes en el valle de Avén. Destruiré al gobernante de Bet-edén, y los habitantes de Aram serán llevados cautivos a Kir», dice el Señor.


»El mismo día que yo castigue a Israel por sus pecados, destruiré los altares paganos en Betel. Los cuernos del altar serán cortados y caerán al suelo.


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