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Nehemías 6:10 - Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Más adelante fui a visitar a Semaías, hijo de Delaía y nieto de Mehetabel, que estaba recluido en su casa. Me dijo: —Reunámonos dentro del templo de Dios y cerremos las puertas con cerrojos. Tus enemigos vienen a matarte esta noche.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado; el cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Por ese entonces fui a la casa de Semaías, hijo de Delaías, hijo de Meytabeel, porque no podía venir. Me dijo: 'Reunámonos en el Templo de Dios, dentro del Santuario, y cerremos las puertas del Santuario, pues aquí están los que te van a matar y te van a matar de noche'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 En cuanto a mí, fui a casa de Semaías ben Delaía, hijo de Mehe-tabel, porque él estaba confinado,° y él dijo: Reunámonos en la Casa de Dios, dentro del Santuario, y cerremos las puertas del Santuario, porque vienen a matarte. Sí, esta noche vienen a matarte.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Había ido yo a casa de Semaías, hijo de Delaías, hijo de Mehetabel, que estaba recluido en su casa, y me dijo: 'Tengamos una reunión en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos sus puertas, porque van a venir a matarte. Esta misma noche vendrán a matarte'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaías, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado; el cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.

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Nehemías 6:10
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces Jeremías le dijo a Baruc: «Estoy preso aquí y no puedo ir al templo.


Toda la ciudad fue estremecida por estas acusaciones y se desencadenó un gran disturbio. Agarraron a Pablo y lo arrastraron fuera del templo e inmediatamente cerraron las puertas detrás de él.


Todos los que hacen el mal odian la luz y se niegan a acercarse a ella porque temen que sus pecados queden al descubierto,


»Ten cuidado de los falsos profetas que vienen disfrazados de ovejas inofensivas pero en realidad son lobos feroces.


«¡Cómo quisiera que alguno de ustedes cerrara las puertas del templo para que esos sacrificios despreciables no fueran ofrecidos! No estoy nada contento con ustedes —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, y no aceptaré sus ofrendas.


Después el Espíritu entró en mí y me puso de pie. Me habló y me dijo: «Vete a tu casa y enciérrate.


Los que no tienen a Dios destruyen a sus amigos con sus palabras, pero el conocimiento rescatará a los justos.


Los malvados conspiran contra los justos; les gruñen de manera desafiante.


Los vecinos se mienten unos a otros: se halagan con la lengua y se engañan con el corazón.


Me di cuenta de que Dios no le había hablado, sino que decía esa profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían contratado.


De la familia de Harim: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías, Simeón,


Entonces mandé llamar a Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulam, los cuales eran jefes del pueblo. También mandé llamar a Joiarib y Elnatán, quienes eran hombres con discernimiento.


También cerraron las puertas de la antesala del templo y apagaron las lámparas. Dejaron de quemar incienso y de presentar ofrendas quemadas en el santuario del Dios de Israel.


En el primer mes del primer año de su reinado, Ezequías reabrió las puertas del templo del Señor y las reparó.


El rey tomó varios objetos del templo de Dios y los hizo pedazos. Cerró las puertas del templo del Señor para que allí nadie pudiera adorar y levantó altares a dioses paganos en cada esquina de Jerusalén.


Joás permaneció escondido en el templo del Señor durante seis años, mientras Atalía gobernaba el país.


Es preciso que toda la familia de Acab sea aniquilada. Destruiré a cada uno de sus descendientes varones, tanto esclavos como libres, en todo Israel.


A los costados del edificio y en la parte trasera, construyó un complejo de habitaciones contra las paredes exteriores del templo.


Cuando Baal-hanán, hijo de Acbor, murió, reinó en su lugar Hadad y gobernó desde la ciudad de Pau. Su esposa fue Mehetabel, hija de Matred y nieta de Mezaab.


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