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Miqueas 5:7 - Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Entonces el remanente que quedó en Israel ocupará su lugar entre las naciones. Será como rocío enviado por el Señor o como lluvia que cae sobre la hierba, la cual nadie puede controlar ni hacer que se detenga.

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Biblia Reina Valera 1960

7 El remanente de Jacob será en medio de muchos pueblos como el rocío de Jehová, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan a varón, ni aguardan a hijos de hombres.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Entonces el resto de Jacob será en medio de numerosos pueblos como león entre los animales de la selva, como cachorro entre los rebaños de corderos, que aplasta cuanto encuentra a su paso, y nadie puede arrebatarle su presa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 El remanente de Jacob será en medio de muchos pueblos como el rocío de YHVH, Como la lluvia sobre la hierba, que no aguarda a nadie, Ni pone su esperanza en los hijos del hombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 El resto de Jacob será entonces, entre las naciones, en medio de pueblos numerosos, como león entre los animales de la selva, como cachorro de león entre rebaño de ovejas: por donde pasa, aplasta y desgarra, y no hay quien le arranque la presa.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Y el remanente de Jacob será en medio de muchos pueblos, como el rocío de Jehová, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan a hombre, ni aguardan a los hijos de los hombres.

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Miqueas 5:7
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El pueblo de Israel será entregado a sus enemigos hasta que dé a luz la mujer que está de parto. Entonces, por fin, sus compatriotas volverán del destierro a su propia tierra.


Pues derramaré agua para calmar tu sed y para regar tus campos resecos; derramaré mi Espíritu sobre tus descendientes, y mi bendición sobre tus hijos.


Que mi enseñanza caiga sobre ustedes como lluvia; que mi discurso se asiente como el rocío. Que mis palabras caigan como lluvia sobre pastos suaves, como llovizna delicada sobre plantas tiernas.


Seré para Israel como un refrescante rocío del cielo. Israel florecerá como el lirio; hundirá sus raíces profundamente en la tierra como los cedros del Líbano.


Que el gobierno del rey tenga la frescura de las lluvias de primavera sobre la hierba recién cortada, de los aguaceros que riegan la tierra.


Luego Isaías habló audazmente de parte de Dios y dijo: «Me encontraron personas que no me buscaban. Me mostré a los que no preguntaban por mí».


En aquel día fluirán desde Jerusalén aguas que dan vida, la mitad hacia el mar Muerto y la otra mitad hacia el Mediterráneo; brotarán continuamente, tanto en el verano como en el invierno.


¡Oh, si conociéramos al Señor! Esforcémonos por conocerlo. Él nos responderá, tan cierto como viene el amanecer o llegan las lluvias a comienzos de la primavera».


¿Puede alguno de los inútiles dioses ajenos enviarnos lluvia? ¿O acaso cae del cielo por sí misma? No, tú eres el único, ¡oh Señor nuestro Dios! Solo tú puedes hacer tales cosas. Entonces esperaremos que nos ayudes.


Cuando vayas a la guerra, tu pueblo te servirá por voluntad propia. Estás envuelto en vestiduras santas, y tu fuerza se renovará cada día como el rocío de la mañana.


Yo planté la semilla en sus corazones, y Apolos la regó, pero fue Dios quien la hizo crecer.


Ahora bien, si los gentiles fueron enriquecidos porque los israelitas rechazaron la oferta de salvación de Dios, imagínense cuánto más grande será la bendición para el mundo cuando ellos por fin la acepten.


¿Qué significa todo esto? Aunque los gentiles no trataban de seguir las normas de Dios, fueron hechos justos a los ojos de Dios; y eso sucedió por medio de la fe.


Esa noche Pablo tuvo una visión. Puesto de pie, un hombre de Macedonia —al norte de Grecia— le rogaba: «¡Ven aquí a Macedonia y ayúdanos!».


Entonces Pablo y Bernabé hablaron con valentía y declararon: «Era necesario que primero les predicáramos la palabra de Dios a ustedes, los judíos; pero ya que ustedes la han rechazado y se consideran indignos de la vida eterna, se la ofreceremos a los gentiles.


»Cuando comencé a hablar —continuó Pedro—, el Espíritu Santo descendió sobre ellos tal como descendió sobre nosotros al principio.


Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


«Algún día, oh Israel, yo te reuniré; juntaré al remanente que quedó. Volveré a reunirlos como ovejas en su redil y como un rebaño en su pastizal. ¡Sí, su tierra se llenará nuevamente de ruidosas multitudes!


Odien lo malo y amen lo bueno; conviertan sus tribunales en verdaderas cortes de justicia. Quizás el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales todavía tenga compasión del remanente de su pueblo.


Pero todo el que invoque el nombre del Señor será salvo; pues algunos que están en el monte Sion en Jerusalén escaparán, tal como el Señor lo ha dicho. Estos se contarán entre los sobrevivientes a quienes el Señor ha llamado.


En mi visión, el hombre me llevó nuevamente a la entrada del templo. Allí vi una corriente de agua que fluía hacia el oriente por debajo de la puerta del templo y pasaba por la derecha de la parte sur del altar.


Realizaré una señal entre ellos y enviaré a los sobrevivientes a que lleven mi mensaje a las naciones: a Tarsis, a los libios y a los lidios (que son famosos arqueros), a Tubal y a Grecia y a todas las tierras más allá del mar que no han oído de mi fama ni han visto mi gloria. Allí declararán mi gloria ante las naciones.


»La lluvia y la nieve descienden de los cielos y quedan en el suelo para regar la tierra. Hacen crecer el grano, y producen semillas para el agricultor y pan para el hambriento.


hasta que al fin se derrame el Espíritu sobre nosotros desde el cielo. Entonces el desierto se convertirá en campo fértil, y el campo fértil dará cosechas abundantes.


Después Gedeón le dijo a Dios: «Si de veras vas a usarme para rescatar a Israel como lo prometiste,


El Señor le dijo: —Ve, porque él es mi instrumento elegido para llevar mi mensaje a los gentiles y a reyes, como también al pueblo de Israel;


Los del remanente de Israel no harán nada malo; nunca mentirán ni se engañarán unos a otros. Comerán y dormirán seguros, sin que nadie los atemorice».


El remanente que quedó en Israel ocupará su lugar entre las naciones. Será como un león entre los animales del bosque, como un fuerte león joven entre los rebaños de ovejas y cabras que se abalanza sobre ellas y las desgarra sin nadie que las rescate.


Sin embargo, habrá sobrevivientes, quienes vendrán aquí, desterrados como ustedes en Babilonia. Ustedes verán con sus propios ojos lo perversos que ellos son y entonces no se sentirán tan mal por lo que hice en Jerusalén.


Cuando encontremos a David, caeremos sobre él como el rocío que cae sobre la tierra. De este modo ni él ni ninguno de sus hombres quedarán con vida.


La armonía es tan refrescante como el rocío del monte Hermón que cae sobre las montañas de Sion. Y allí el Señor ha pronunciado su bendición, incluso la vida eterna.


El enojo del rey es como el rugido del león, pero su favor es como el rocío sobre el pasto.


Capturará con adulaciones a quienes desobedecen el pacto. Sin embargo, el pueblo que conoce a su Dios se mantendrá fuerte y lo resistirá.


Los que son débiles sobrevivirán como un remanente; los que fueron desterrados volverán a ser una nación poderosa. Entonces yo, el Señor, desde Jerusalén gobernaré como su rey para siempre».


¿Dónde hay otro Dios como tú, que perdona la culpa del remanente y pasa por alto los pecados de su preciado pueblo? No seguirás enojado con tu pueblo para siempre, porque tú te deleitas en mostrar tu amor inagotable.


»El Señor Soberano dice: esto es una ilustración de lo que le ocurrirá a Jerusalén. Yo la puse en el centro de las naciones,


«¡Levántate y aplasta a las naciones, oh Jerusalén! —dice el Señor—. Pues te daré cuernos de hierro y pezuñas de bronce, para que pisotees a muchas naciones hasta reducirlas a polvo. Presentarás al Señor las riquezas mal habidas de esas naciones, sus tesoros al Señor de toda la tierra».


Judá es mi arco, e Israel, mi flecha. Jerusalén es mi espada y, como un guerrero, la blandiré contra los griegos.


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