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Miqueas 1:4 - Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Las montañas se derriten debajo de sus pies y se derraman sobre los valles como cera en el fuego, como agua que desciende de una colina.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y se derretirán los montes debajo de él, y los valles se hendirán como la cera delante del fuego, como las aguas que corren por un precipicio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 A su paso se desmoronan las montañas y los valles se hunden como cera ante el fuego o como el agua que se escurre por la pendiente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Debajo de Él los montes se derretirán como cera junto al fuego, Los valles se resquebrajarán como agua precipitada por la torrentera.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Los montes se funden bajo sus pies, los valles se hienden como cera ante el fuego, como aguas despeñadas por una torrentera.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Y debajo de Él se derretirán las montañas, y los valles se hendirán como la cera delante del fuego, como las aguas que corren por un precipicio.

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Miqueas 1:4
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Ante la presencia de Dios las montañas se estremecen y las colinas se derriten; la tierra tiembla y sus habitantes son destruidos.


Las montañas se derriten como cera delante del Señor, delante del Señor de toda la tierra.


Las montañas observaron y temblaron. Avanzaron las tempestuosas aguas. Las profundidades del mar rugieron levantando sus manos en sumisión.


Cuando él se detiene, la tierra se estremece. Cuando mira, las naciones tiemblan. Él derrumba las montañas perpetuas y arrasa las antiguas colinas. ¡Él es el Eterno!


El Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, toca la tierra y esta se derrite, y todos sus habitantes lloran. La tierra sube como el río Nilo en tiempo de inundaciones, y luego vuelve a hundirse.


»Señor, cuando saliste de Seir y marchaste por los campos de Edom, la tierra tembló, y los cielos nublados derramaron lluvias torrenciales.


Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de su presencia, pero no encontraron ningún lugar donde esconderse.


En aquel día sus pies estarán sobre el monte de los Olivos, al oriente de Jerusalén. Entonces el monte de los Olivos se partirá, formando un extenso valle del oriente al occidente. La mitad del monte se desplazará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur.


Sóplalos y disípalos como si fueran humo; derrítelos como la cera en el fuego. Que los malvados perezcan en la presencia de Dios.


¡Las naciones se encuentran en un caos, y sus reinos se desmoronan! ¡La voz de Dios truena, y la tierra se derrite!


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