Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Mateo 27:4 - Biblia Nueva Traducción Viviente

4 —He pecado —declaró—, porque traicioné a un hombre inocente. —¿Qué nos importa? —contestaron—. Ese es tu problema.

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

4 diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú!

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Les dijo: 'He pecado: he entregado a la muerte a un inocente. Ellos le contestaron: '¿Qué nos importa eso a nosotros? Es asunto tuyo.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

4 diciendo: Pequé entregando sangre inocente. Pero ellos dijeron: ¿Y a nosotros qué? ¡Allá tú!

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 diciendo: 'He pecado entregando sangre inocente'. Pero ellos contestaron: 'Y a nosotros, ¿qué? ¡Allá tú!'.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 diciendo: Yo he pecado entregando la sangre inocente. Pero ellos dijeron: ¿Qué a nosotros? Míralo tú.

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Mateo 27:4
33 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

No debemos ser como Caín, quien pertenecía al maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Porque Caín hacía lo malo y su hermano lo recto.


sino que fue con la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de Dios, que no tiene pecado ni mancha.


Él es la clase de sumo sacerdote que necesitamos, porque es santo y no tiene culpa ni mancha de pecado. Él ha sido apartado de los pecadores y se le ha dado el lugar de más alto honor en el cielo.


Tales personas afirman que conocen a Dios, pero lo niegan con su manera de vivir. Son detestables y desobedientes, no sirven para hacer nada bueno.


Estas personas son hipócritas y mentirosas, y tienen muerta la conciencia.


Obviamente, la ley se aplica a quienes fue entregada, porque su propósito es evitar que la gente tenga excusas y demostrar que todo el mundo es culpable delante de Dios.


No encontraron ninguna razón legal para ejecutarlo, pero de cualquier forma le pidieron a Pilato que lo matara.


Los líderes judíos respondieron: —Según nuestra ley, debe morir porque afirmó que era el Hijo de Dios.


Cuando el oficial romano encargado de la ejecución vio lo que había sucedido, adoró a Dios y dijo: «Este hombre era inocente de verdad».


Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo».


Por tercera vez insistió Pilato: «¿Por qué? ¿Qué crimen ha cometido? No encuentro ninguna razón para condenarlo a muerte. Lo haré azotar y luego lo soltaré».


El oficial romano y los otros soldados que estaban en la crucifixión quedaron aterrorizados por el terremoto y por todo lo que había sucedido. Dijeron: «¡Este hombre era verdaderamente el Hijo de Dios!».


Justo en ese momento, cuando Pilato estaba sentado en el tribunal, su esposa le envió el siguiente mensaje: «Deja en paz a ese hombre inocente. Anoche sufrí una pesadilla terrible con respecto a él».


Entonces clamaron al Señor, Dios de Jonás: «Oh Señor —le rogaron—, no nos dejes morir por el pecado de este hombre y no nos hagas responsables de su muerte. Oh Señor, has enviado esta tormenta sobre él y solo tú sabes por qué».


¡Pero si me matan, tengan por seguro que estarán matando a un inocente! La responsabilidad por semejante acción caerá sobre ustedes, sobre esta ciudad y sobre cada persona que vive en ella. Pues es totalmente cierto que el Señor me envió a decir cada palabra que ustedes han oído».


«Ya escuché todo esto antes, ¡qué consejeros tan miserables son ustedes!


quien había llenado Jerusalén con sangre inocente. El Señor no perdonaba eso.


Sin embargo, cuando Acab escuchó este mensaje, rasgó su ropa, se vistió de tela áspera e hizo ayuno. Hasta dormía vestido de tela áspera y andaba de luto.


Entonces Saúl volvió a implorar: —Sé que he pecado. Pero al menos te ruego que me honres ante los ancianos de mi pueblo y ante Israel al volver conmigo para que adore al Señor tu Dios.


Entonces Saúl le confesó a Samuel: —Es cierto, he pecado. He desobedecido tus instrucciones y el mandato del Señor, porque tuve miedo del pueblo y por eso hice lo que ellos me pidieron.


Esa noche el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón y les dijo a gritos: «¡Lárguense! ¡Váyanse! ¡Dejen en paz a mi pueblo —les ordenó— y llévense a todos los demás israelitas con ustedes! Vayan y adoren al Señor como han pedido.


Entonces el faraón enseguida mandó llamar a Moisés y a Aarón. —Esta vez he pecado —confesó—. El Señor es el justo, y mi pueblo y yo estamos equivocados.


Los que pertenecen a este mundo se alegrarán y se harán regalos unos a otros para celebrar la muerte de los dos profetas que los habían atormentado.


En cuanto a ustedes, me calumnian con mentiras. Como médicos, son unos matasanos inútiles.


¿Te has olvidado de aquella vez cuando arriesgó su vida para matar al gigante filisteo y de cómo el Señor le dio, como resultado, una gran victoria a Israel? Ciertamente estabas muy contento en aquel entonces. ¿Por qué habrías de matar a un hombre inocente como David? ¡No hay ningún motivo en absoluto!


Se unen contra los justos y condenan a muerte a los inocentes.


La persona sensata gana admiración, pero la persona con la mente retorcida recibe desprecio.


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម