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Mateo 26:61 - Biblia Nueva Traducción Viviente

61 y declararon: «Este hombre dijo: “Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días”».

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Biblia Reina Valera 1960

61 que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

61 que declararon: 'Este hombre dijo: Yo soy capaz de destruir el Templo de Dios y de reconstruirlo en tres días.

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La Biblia Textual 3a Edicion

61 que dijeron: Éste dijo: Puedo derribar el santuario de Dios, y reconstruir° en tres días.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

61 que declararon: 'Éste ha dicho: 'Yo puedo destruir el templo de Dios, y en tres días reconstruirlo''.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

61 que dijeron: Éste dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.

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Mateo 26:61
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

«¡Pero mírate ahora! —le gritaban—. Dijiste que ibas a destruir el templo y a reconstruirlo en tres días. Muy bien, si eres el Hijo de Dios, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz».


La gente que pasaba por allí gritaba insultos y movía la cabeza en forma burlona. «¡Eh! ¡Pero mírate ahora! —le gritaban—. Dijiste que ibas a destruir el templo y a reconstruirlo en tres días.


Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó.


El Señor, el Redentor y Santo de Israel, le dice al que es despreciado y rechazado por las naciones, al que es el siervo de los gobernantes: «Los reyes se pondrán en posición de firmes cuando tú pases. Los príncipes se inclinarán hasta el suelo por causa del Señor, el fiel, el Santo de Israel, que te ha escogido».


La multitud escuchó hasta que Pablo dijo esta palabra. Entonces todos comenzaron a gritar: «¡Llévense a ese tipo! ¡No es digno de vivir!».


Acusaron a Pablo de «persuadir a la gente a adorar a Dios en formas contrarias a nuestra ley».


También debatió con algunos filósofos epicúreos y estoicos. Cuando les habló acerca de Jesús y de su resurrección, ellos dijeron: «¿Qué trata de decir este charlatán con esas ideas raras?». Otros decían: «Parece que predica de unos dioses extranjeros».


Sabemos que Dios le habló a Moisés, pero no sabemos ni siquiera de dónde proviene este hombre.


Comenzaron a presentar su caso: «Este hombre ha estado llevando al pueblo por mal camino al decirles que no paguen los impuestos al gobierno romano y al afirmar que él es el Mesías, un rey».


Más tarde, cerca de la puerta, lo vio otra sirvienta, quien les dijo a los que estaban por ahí: «Este hombre estaba con Jesús de Nazaret».


Pero cuando los fariseos oyeron del milagro, dijeron: «Con razón puede expulsar demonios. Él recibe su poder de Satanás, el príncipe de los demonios».


Jehú regresó a donde estaban los otros oficiales y uno de ellos le preguntó: —¿Qué quería ese loco? ¿Está todo bien? —Ya sabes cómo parlotea un hombre de esos —contestó Jehú.


Denles la siguiente orden de parte del rey: “¡Metan a este hombre en la cárcel y no le den más que pan y agua hasta que yo regrese sano y salvo de la batalla!”».


—¡Hazte a un lado! —gritaron ellos—. Este tipo llegó a la ciudad como forastero, ¡y ahora actúa como si fuera nuestro juez! ¡Te trataremos mucho peor que a esos hombres! Y se lanzaron contra Lot para tirar la puerta abajo.


Entonces el sumo sacerdote se puso de pie y le dijo a Jesús: «Bien, ¿no vas a responder a estos cargos? ¿Qué tienes que decir a tu favor?».


Entonces Judas tiró las monedas de plata en el templo, salió y se ahorcó.


«Nosotros lo oímos decir: “Yo destruiré este templo hecho con manos humanas y en tres días construiré otro, no hecho con manos humanas”».


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