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Mateo 17:6 - Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Los discípulos estaban aterrados y cayeron rostro en tierra.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Al oír la voz, los discípulos se echaron al suelo, llenos de miedo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y los discípulos, al oírlo, cayeron sobre sus rostros y temieron en gran manera.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Al oír esto los discípulos, cayeron rostro en tierra y quedaron sobrecogidos de espanto.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Y oyendo esto los discípulos, cayeron sobre sus rostros, y temieron en gran manera.

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Mateo 17:6
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Nosotros mismos oímos aquella voz del cielo cuando estuvimos con él en el monte santo.


Todos caímos al suelo y escuché una voz que me decía en arameo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Es inútil que luches contra mi voluntad”.


Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”.


Cuando Gabriel se acercó al lugar donde yo estaba, me aterroricé tanto que caí rostro en tierra. «Hijo de hombre —me dijo—, debes comprender que los sucesos que has visto en tu visión tienen que ver con el tiempo del fin».


Esta visión fue igual a las otras que yo había tenido, primero junto al río Quebar y después cuando él vino a destruir Jerusalén. Caí con el rostro en tierra


Entonces me levanté y fui. Allí vi la gloria del Señor, tal como la había visto en mi primera visión junto al río Quebar, y caí con el rostro en tierra.


David levantó la vista y vio que el ángel del Señor estaba entre el cielo y la tierra con su espada desenvainada, extendida sobre Jerusalén. Entonces David y los líderes de Israel se pusieron tela áspera en señal de su profunda angustia y cayeron rostro en tierra.


y le dijo a su esposa: —¡Seguramente moriremos, porque hemos visto a Dios!


cuando las llamas del altar se elevaron hacia el cielo, el ángel del Señor ascendió en medio del fuego. Al verlo, Manoa y su esposa se postraron rostro en tierra.


Un fuego ardiente salió de la presencia del Señor y consumió la ofrenda quemada y la grasa que estaba sobre el altar. Cuando los israelitas lo vieron, gritaron de alegría y se postraron rostro en tierra.


No había terminado de hablar cuando una nube brillante los cubrió, y desde la nube una voz dijo: «Este es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo. Escúchenlo a él».


Entonces Jesús se les acercó y los tocó. «Levántense —les dijo—, no tengan miedo».


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