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Marcos 9:3 - Biblia Nueva Traducción Viviente

3 y su ropa se volvió blanca resplandeciente, más de lo que cualquier blanqueador terrenal jamás podría lograr.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Incluso sus ropas se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo sería capaz de blanquearlas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Sus vestidos se volvieron resplandecientes y tan blancos,° que ningún batanero en la tierra los podría blanquear así.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 de forma que sus vestidos se volvieron tan resplandecientes por su blancura como ningún lavandero en el mundo podría blanquearlos así.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Y sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como la nieve; tanto que ningún lavador en la tierra las puede hacer tan blancas.

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Marcos 9:3
13 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Su rostro brillaba como un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve.


Observé mientras colocaban unos tronos en su lugar, y el Anciano se sentó a juzgar. Su ropa era blanca como la nieve; su cabello se parecía a la lana más pura. Se sentó sobre un trono ardiente con ruedas en llamas,


Y yo le contesté: —Tú eres quien lo sabe, señor. Entonces él me dijo: —Estos son los que murieron en la gran tribulación. Han lavado y blanqueado sus ropas en la sangre del Cordero.


Después de esto vi una enorme multitud de todo pueblo y toda nación, tribu y lengua, que era tan numerosa que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y delante del Cordero. Vestían túnicas blancas y tenían en sus manos ramas de palmeras.


Cornelio contestó: —Hace cuatro días, yo estaba orando en mi casa como a esta misma hora, las tres de la tarde. De repente, un hombre con ropa resplandeciente se paró delante de mí.


»Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto —dice el Señor—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana.


El Todopoderoso esparció a los reyes enemigos como una tormenta de nieve que sopla en el monte Salmón.


Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve.


Vengan y coman la carne de los reyes, los generales y los fuertes guerreros; la de los caballos y sus jinetes y la de toda la humanidad, tanto esclavos como libres, tanto pequeños como grandes».


Después aparecieron Elías y Moisés y comenzaron a conversar con Jesús.


Y mientras oraba, la apariencia de su rostro se transformó y su ropa se volvió blanca resplandeciente.


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