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Marcos 4:37 - Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Pronto se desató una tormenta feroz y olas violentas entraban en la barca, la cual empezó a llenarse de agua.

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Biblia Reina Valera 1960

37 Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 De pronto se levantó un gran temporal y las olas se estrellaban contra la barca, que se iba llenando de agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Pero una gran tempestad de viento se levanta, y las olas se lanzaban adentro de la barca, hasta el punto que ya la barca° se anegaba.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 De pronto se levanta una fuerte borrasca; las olas saltaban por encima de la barca, de manera que ésta ya estaba a punto de anegarse.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

37 Y se levantó una gran tempestad de viento, y las olas azotaban la barca, de manera que ya se anegaba.

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Marcos 4:37
11 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

de pronto, un fuerte viento del desierto llegó y azotó la casa por los cuatro costados. La casa se vino abajo y todos ellos murieron; yo soy el único que escapó para contárselo».


Ahora bien, el Señor mandó un poderoso viento sobre el mar, el cual desató una violenta tempestad que amenazaba con despedazar el barco.


—Muy bien, puedes probarlo —dijo el Señor a Satanás—. Haz lo que quieras con todo lo que posee, pero no le hagas ningún daño físico. Entonces Satanás salió de la presencia del Señor.


Tres veces me azotaron con varas. Una vez fui apedreado. Tres veces sufrí naufragios. Una vez pasé toda una noche y el día siguiente a la deriva en el mar.


pero chocaron contra un banco de arena y el barco encalló demasiado rápido. La proa del barco se clavó en la arena, mientras que la popa fue golpeada repetidas veces por la fuerza de las olas y comenzó a hacerse pedazos.


Así que dejaron a las multitudes y salieron con Jesús en la barca (aunque otras barcas los siguieron).


Jesús estaba dormido en la parte posterior de la barca, con la cabeza recostada en una almohada. Los discípulos lo despertaron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?», gritaron.


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