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Marcos 11:33 - Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Entonces finalmente contestaron: —No sabemos. Y Jesús respondió: —Entonces yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas.

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Biblia Reina Valera 1960

33 Así que, respondiendo, dijeron a Jesús: No sabemos. Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 Por eso respondieron a Jesús: 'No lo sabemos. Y Jesús les contestó: 'Entonces tampoco yo les diré con qué autoridad hago estas cosas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 Respondiendo entonces a Jesús, dicen: No lo sabemos. Y Jesús les responde: Tampoco Yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 Y respondiendo a Jesús, le dicen: 'No lo sabemos'. Entonces Jesús les contesta: 'Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

33 Y ellos, respondiendo, dijeron a Jesús: No sabemos. Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Tampoco yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.

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Marcos 11:33
26 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Efectivamente, incluso hoy en día, cuando leen los escritos de Moisés, tienen el corazón cubierto con ese velo y no comprenden.


Por pensar que era una tontería reconocer a Dios, él los abandonó a sus tontos razonamientos y dejó que hicieran cosas que jamás deberían hacerse.


—¡Miren! —exclamó el hombre—. Ya les dije una vez. ¿Acaso no me escucharon? ¿Para qué quieren oírlo de nuevo? ¿Ustedes también quieren ser sus discípulos?


Jesús le contestó: —¿Tú eres un respetado maestro judío y aún no entiendes estas cosas?


Entonces finalmente contestaron: —No sabemos. Y Jesús respondió: —Entonces yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas.


Solo una generación malvada y adúltera reclamaría una señal milagrosa, pero la única señal que les daré es la del profeta Jonás». Luego Jesús los dejó y se fue.


así que no les hagan caso. Son guías ciegos que conducen a los ciegos, y si un ciego guía a otro, los dos caerán en una zanja.


Pues los líderes de mi pueblo, los guardianes del Señor, sus pastores, son ciegos e ignorantes. Son como perros guardianes silenciosos que no advierten cuando viene el peligro. Les encanta estar echados, durmiendo y soñando.


Hasta un buey conoce a su dueño, y un burro reconoce los cuidados de su amo, pero Israel no conoce a su amo. Mi pueblo no reconoce mis cuidados a su favor».


Él atrapa a los sabios en su propia astucia y desbarata sus ingeniosas maquinaciones.


Mi pueblo está siendo destruido porque no me conoce. Así como ustedes, sacerdotes, se niegan a conocerme, yo me niego a reconocerlos como mis sacerdotes. Ya que olvidaron las leyes de su Dios, me olvidaré de bendecir a sus hijos.


¿Pero nos atrevemos a decir que era meramente humana?». Pues tenían temor de lo que haría la gente, porque todos creían que Juan era un profeta.


Después Jesús comenzó a enseñarles con historias: «Un hombre plantó un viñedo. Lo cercó con un muro, cavó un hoyo para extraer el jugo de las uvas y construyó una torre de vigilancia. Luego les alquiló el viñedo a unos agricultores arrendatarios y se mudó a otro país.


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