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Malaquías 2:14 - Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Claman: «¿Por qué el Señor no acepta mi adoración?». ¡Les diré por qué! Porque el Señor fue testigo de los votos que tú y tu esposa hicieron cuando eran jóvenes. Pero tú le has sido infiel, aunque ella siguió siendo tu compañera fiel, la esposa con la que hiciste tus votos matrimoniales.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Y luego se preguntan: '¿Por qué será?' Porque Yavé ha visto cómo tú traicionas a la esposa que tomaste cuando joven. Ella ha sido tu compañera y con esta mujer te habías comprometido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Y, con todo, preguntáis: ¿Por qué? Porque YHVH ha sido testigo entre ti y la mujer de tu juventud, a la que has sido infiel, siendo ella tu compañera y mujer de tu pacto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Vosotros preguntáis: '¿Por qué?'. Porque Yahveh es testigo entre ti y la esposa de tu juventud, a la cual has traicionado, a pesar de ser tu compañera y la mujer de tu alianza.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha sido testigo entre ti y la esposa de tu juventud, contra la cual tú has sido desleal, aun siendo ella tu compañera y la esposa de tu pacto.

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Malaquías 2:14
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¿No te hizo uno el Señor con tu esposa? En cuerpo y espíritu ustedes son de él. ¿Y qué es lo que él quiere? De esa unión quiere hijos que vivan para Dios. Por eso, guarda tu corazón y permanece fiel a la esposa de tu juventud.


Pues el Señor te llamó para que te libres de tu dolor, como si fueras una esposa joven abandonada por su marido —dice tu Dios—.


Vive feliz junto a la mujer que amas, todos los insignificantes días de vida que Dios te haya dado bajo el sol. La esposa que Dios te da es la recompensa por todo tu esfuerzo terrenal.


Si tú maltratas a mis hijas o te casas con otras mujeres, Dios lo verá aunque nadie más lo vea. Él es testigo de este pacto entre nosotros.


»En ese día, yo los pondré a juicio. Estoy ansioso por dar testimonio contra todos los hechiceros, los adúlteros y los mentirosos. Declararé en contra de los que estafan a sus empleados con sus sueldos, de los que oprimen a viudas y huérfanos o privan de justicia a los extranjeros que viven entre ustedes, porque gente que hace estas cosas no me teme», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.


Ellos dijeron a Jeremías: —¡Que el Señor tu Dios sea fiel testigo contra nosotros si rehusamos obedecer todo lo que él nos diga que hagamos!


¿Se avergüenzan de estos actos repugnantes? De ninguna manera, ¡ni siquiera saben lo que es sonrojarse! Por lo tanto, estarán entre los caídos en la matanza; serán derribados cuando los castigue, dice el Señor.


Ella abandonó a su marido y no hace caso del pacto que hizo ante Dios.


¡Atención! ¡Que todos los habitantes del mundo escuchen! Que oiga la tierra y todo lo que hay en ella. El Señor Soberano hace acusaciones en contra de ustedes; el Señor habla desde su santo templo.


Cuando volví a pasar, vi que ya tenías edad para el amor. Entonces te envolví con mi manto para cubrir tu desnudez y te pronuncié mis votos matrimoniales. Hice un pacto contigo, dice el Señor Soberano, y pasaste a ser mía.


La mujer adúltera devora al hombre, luego se limpia la boca y dice: «¿Qué hice de malo?».


¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa! Tus ojos son como palomas.


—El Señor y su ungido son mis testigos hoy —declaró Samuel— de que mis manos están limpias. —Sí, él es nuestro testigo —respondieron.


Después, el Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Haré una ayuda ideal para él».


“¡Hemos ayunado delante de ti! —dicen ellos—. ¿Por qué no te impresionamos? Hemos sido muy severos con nosotros mismos, y ni siquiera te das cuenta”. »¡Les diré por qué! —les contesto—. Es porque ayunan para complacerse a sí mismos. Aun mientras ayunan, oprimen a sus trabajadores.


—El Señor es nuestro testigo —contestaron los ancianos—. Prometemos hacer todo lo que tú digas.


»¿Debería el pueblo estafar a Dios? ¡Sin embargo, ustedes me han estafado! »Pero ustedes preguntan: “¿Qué quieres decir? ¿Cuándo te hemos estafado?”. »Me han robado los diezmos y ofrendas que me corresponden.


Desearía poder marcharme y olvidarme de mi pueblo y vivir en una choza para viajeros en el desierto. Pues todos ellos son adúlteros, una banda de mentirosos traicioneros.


Hijo mío, ¿por qué dejarte cautivar por una mujer inmoral o acariciar los pechos de una mujer promiscua?


Pues estos hombres han hecho cosas terribles entre mi pueblo. Han cometido adulterio con las esposas de sus vecinos y han mentido en mi nombre diciendo cosas que no les mandé decir. De esto soy testigo. Yo, el Señor, he hablado”».


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