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Lucas 8:38 - Biblia Nueva Traducción Viviente

38 El hombre que había sido liberado de los demonios le suplicaba que le permitiera acompañarlo. Pero Jesús lo envió a su casa diciéndole:

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Biblia Reina Valera 1960

38 Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió, diciendo:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

38 el hombre del que habían salido los demonios le rogaba que lo admitiera en su compañía. Pero Jesús lo despidió diciéndole:

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La Biblia Textual 3a Edicion

38 Y el varón de quien habían salido los demonios le rogaba estar con Él; pero le respondió, diciendo:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 El hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le permitiera acompañarlo; pero él lo despidió, diciéndole:

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

38 Y aquel hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le permitiese estar con Él; mas Jesús le despidió, diciendo:

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Lucas 8:38
24 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Estoy dividido entre dos deseos: quisiera partir y estar con Cristo, lo cual sería mucho mejor para mí;


Y todos los habitantes de la región de los gerasenos le suplicaron a Jesús que se fuera y los dejara en paz, porque una gran ola de miedo se apoderó de ellos. Entonces Jesús regresó a la barca y se fue y cruzó nuevamente al otro lado del lago.


En cuanto vio a Jesús, soltó un alarido y cayó al suelo frente a él, y gritó: «¿Por qué te entrometes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Por favor, te suplico que no me tortures!».


Oh Señor, soy tu siervo; sí, soy tu siervo, nací en tu casa; me has liberado de mis cadenas.


¿Qué puedo ofrecerle al Señor por todo lo que ha hecho a mi favor?


Pues tú eres mi escondite; me proteges de las dificultades y me rodeas con canciones de victoria. Interludio


Lo único que le pido al Señor —lo que más anhelo— es vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida, deleitándome en la perfección del Señor y meditando dentro de su templo.


Las noticias acerca de él corrieron y llegaron tan lejos como Siria, y pronto la gente comenzó a llevarle a todo el que estuviera enfermo. Y él los sanaba a todos, cualquiera fuera la enfermedad o el dolor que tuvieran, o si estaban poseídos por demonios, o eran epilépticos o paralíticos.


«No, regresa a tu familia y diles todo lo que Dios ha hecho por ti». Entonces el hombre fue por toda la ciudad proclamando las grandes cosas que Jesús había hecho por él.


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