«¡Qué aflicción les espera, Corazín y Betsaida! Pues, si en las perversas ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran hecho los milagros que hice entre ustedes, hace tiempo sus habitantes se habrían arrepentido de sus pecados vistiéndose con ropa de tela áspera y echándose ceniza sobre la cabeza en señal de remordimiento.
Los desterrados de Israel volverán a su tierra y ocuparán la costa de Fenicia hasta Sarepta, al norte. Los cautivos de Jerusalén desterrados en el norte volverán a casa y repoblarán los pueblos del Neguev.