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Levítico 26:44 - Biblia Nueva Traducción Viviente

44 »A pesar de todo esto, cuando estén desterrados en la tierra de sus enemigos no los despreciaré ni los rechazaré por completo. No cancelaré mi pacto con ellos destruyéndolos, porque yo soy el Señor su Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

44 Y aun con todo esto, estando ellos en tierra de sus enemigos, yo no los desecharé, ni los abominaré para consumirlos, invalidando mi pacto con ellos; porque yo Jehová soy su Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

44 A pesar de todo, no los despreciaré cuando estén en tierra enemiga; no los aborreceré hasta su total exterminio ni anularé mi alianza con ellos, porque yo soy Yavé, su Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

44 Pero ni aun por todo esto, estando ellos en tierra de sus enemigos, los desecharé ni los aborreceré para destruirlos anulando mi pacto con ellos, porque Yo soy YHVH su Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

44 Pero, a pesar de todo eso, cuando estén en el país de sus enemigos no los desecharé ni sentiré tanto hastío de ellos que llegue a destruirlos, rompiendo mi alianza con ellos, porque yo soy Yahveh, su Dios,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

44 Y aun con todo esto, estando ellos en tierra de sus enemigos, yo no los desecharé, ni los abominaré para consumirlos, invalidando mi pacto con ellos: porque yo soy Jehová su Dios:

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Levítico 26:44
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No, Dios no ha rechazado a su propio pueblo, al cual eligió desde el principio. ¿Se dan cuenta de lo que dicen las Escrituras sobre el tema? El profeta Elías se quejó del pueblo de Israel ante Dios y dijo:


pero en tu gran misericordia no los destruiste por completo ni los abandonaste para siempre. ¡Qué Dios tan bondadoso y misericordioso eres tú!


El Señor no rechazará a su pueblo; no abandonará a su posesión más preciada.


pero el Señor tuvo bondad y misericordia de los israelitas y no los destruyó por completo. Tuvo compasión de ellos por el pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob; y hasta el día de hoy no los ha destruido por completo ni los ha expulsado de su presencia.


Y entonces todo Israel será salvo. Como dicen las Escrituras: «El que rescata vendrá de Jerusalén y apartará a Israel de la maldad.


Sin embargo, recordaré el pacto que hice contigo cuando eras joven y estableceré contigo un pacto eterno.


Nunca abandonaré a los descendientes de Jacob o de mi siervo David ni cambiaré el plan de que los descendientes de David gobiernen a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. En cambio, yo los restauraré a su tierra y tendré misericordia de ellos».


Yo estoy contigo y te salvaré —dice el Señor—. Destruiré por completo a las naciones entre las cuales te esparcí, pero a ti no te destruiré por completo. Te disciplinaré, pero con justicia; no puedo dejarte sin castigo».


Por el honor de tu fama, Señor, no nos abandones; no deshonres tu propio trono glorioso. Por favor, recuérdanos, y no rompas tu pacto con nosotros.


Pero jamás dejaré de amarlo ni de cumplir la promesa que le hice.


Viviré entre ustedes y no los despreciaré.


El ángel del Señor subió de Gilgal a Boquim y dijo a los israelitas: «Yo los saqué de Egipto y los traje a esta tierra que juré dar a sus antepasados, y dije que nunca rompería mi pacto con ustedes.


»Yo confirmaré mi pacto contigo y con tus descendientes después de ti, de generación en generación. Este es el pacto eterno: yo siempre seré tu Dios y el Dios de todos tus descendientes,


Se negaron a obedecerte y no se acordaron de los milagros que habías hecho a favor de ellos. En cambio, se pusieron tercos y nombraron a un líder para que los llevara de regreso a su esclavitud en Egipto; pero tú eres Dios de perdón, bondadoso y misericordioso, lento para enojarte y rico en amor inagotable. No los abandonaste,


El Señor es como un padre con sus hijos, tierno y compasivo con los que le temen.


«Esto dice el Señor, Dios de Israel: los higos buenos representan a los desterrados que yo envié de Judá a la tierra de los babilonios.


»¿No es aún Israel mi hijo, mi hijo querido? —dice el Señor—. A menudo tengo que castigarlo, pero aun así lo amo. Por eso mi corazón lo anhela y ciertamente le tendré misericordia.


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