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Lamentaciones 4:9 - Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Los que murieron a espada terminaron mejor que los que mueren de hambre. Hambrientos, se consumen por la falta de comida de los campos.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos por el hambre; Porque estos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Más dichosos fueron los muertos a cuchillo que los muertos de hambre, que mueren extenuados por falta de los frutos de los campos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 f Más dichosas fueron las víctimas de la espada que las víctimas del hambre; Éstas se consumen lentamente, por falta de los frutos del campo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Tet. Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos de hambre, que se consumen extenuados, por falta de alimento.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos por el hambre; porque estos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra.

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Lamentaciones 4:9
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Se dejarán la cabeza cubierta y no se quitarán las sandalias. No harán luto ni llorarán, pero se consumirán a causa de sus pecados. Gemirán entre ustedes mismos por todo el mal que hicieron.


Aquellos de ustedes que sobrevivan se consumirán en las tierras de sus enemigos a causa de sus pecados y de los pecados de sus antepasados.


»Hijo de hombre, da este mensaje al pueblo de Israel: “Ustedes dicen: ‘Nuestros pecados son una carga pesada; ¡nos consumimos poco a poco! ¿Cómo sobreviviremos?’.


morirán de enfermedades terribles. Nadie llorará por ellos ni tampoco los enterrarán, sino que yacerán dispersos sobre el suelo como si fueran estiércol. Morirán por la guerra y morirán de hambre, y sus cuerpos serán comida para los buitres y los animales salvajes».


«¡Si tan solo el Señor nos hubiera matado en Egipto! —protestaban—. Allá nos sentábamos junto a las ollas llenas de carne y comíamos todo el pan que se nos antojaba; pero ahora tú nos has traído a este desierto para matarnos de hambre».


Hacia el 18 de julio del año once del reinado de Sedequías, el hambre en la ciudad ya era muy intensa y se había agotado por completo lo último que quedaba de alimento.


Sus ejércitos devorarán tus animales y tus cultivos, y tú quedarás destruido. No dejarán ninguna clase de grano, ni vino nuevo, ni aceite de oliva, ni terneros, ni corderos, y te morirás de hambre.


Toda la ciudad está en un terrible alboroto. ¿Qué veo en esta ciudad tan parrandera? Hay cadáveres por todas partes; no murieron en batalla, sino a causa del hambre y de la enfermedad.


Luego me dijo: «Hijo de hombre, haré que escasee el alimento en Jerusalén. Tendrán que racionarlo con mucho cuidado y lo comerán con temor. El agua se racionará, gota a gota, y el pueblo la beberá afligido.


Fuera de la ciudad hay guerra, y dentro de la ciudad, enfermedades y hambre. Los que estén fuera de las murallas de la ciudad morirán al filo de las espadas enemigas. Los que estén dentro de la ciudad morirán de hambre y enfermedades.


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