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Lamentaciones 4:4 - Biblia Nueva Traducción Viviente

4 La lengua reseca de sus pequeños se pega al paladar a causa de la sed. Los niños lloran por pan, pero nadie tiene para darles.

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Biblia Reina Valera 1960

4 La lengua del niño de pecho se pegó a su paladar por la sed; Los pequeñuelos pidieron pan, y no hubo quien se lo repartiese.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 La lengua del niño de pecho se pega de sed al paladar; los niños piden pan, pero no hay quién lo reparta.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 d De pura sed, la lengua del lactante se pegó a su paladar, Los niños piden pan, y no hay quien lo reparta.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Dálet. La lengua del niño de pecho se ha pegado a su paladar por la sed. Los pequeñuelos pedían pan; no había quien se lo repartiese.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 La lengua del niño de pecho, se pegó a su paladar, a causa de la sed: Los pequeños pidieron pan, y no hubo quien para ellos lo partiese.

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Lamentaciones 4:4
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Mi fuerza se ha secado como barro cocido; la lengua se me pega al paladar. Me acostaste en el polvo y me diste por muerto.


Su pueblo gime en busca de pan; vendieron sus tesoros para comprar comida y mantenerse con vida. «Oh Señor, mira —se lamenta— y observa cómo me desprecian.


Que la lengua se me pegue al paladar si dejo de recordarte, si no hago de Jerusalén mi mayor alegría.


Los debilitaré con hambre, alta fiebre y enfermedades mortales. Les enviaré los colmillos de bestias salvajes y serpientes venenosas que se arrastran por el polvo.


“Nos limpiamos de los pies hasta el polvo de su ciudad para mostrar que los abandonamos a su suerte. Y sepan esto: ¡el reino de Dios está cerca!”.


servirás a los enemigos que el Señor enviará contra ti. Pasarás hambre y sed, andarás desnudo y carente de todo. El Señor te pondrá sobre el cuello un yugo de hierro que te oprimirá severamente hasta destruirte.


Los nobles envían a sus sirvientes a buscar agua, pero los pozos están secos. Confundidos y desesperados, los siervos regresan con sus cántaros vacíos, y con sus cabezas cubiertas en señal de dolor.


Pero el jefe del Estado Mayor de Senaquerib respondió: —¿Ustedes creen que mi amo les envió este mensaje solo a ustedes y a su amo? Él quiere que todos los habitantes lo oigan porque, cuando sitiemos a esta ciudad, ellos sufrirán junto con ustedes. Tendrán tanta hambre y tanta sed que comerán su propio excremento y beberán su propia orina.


Hacia el 18 de julio del año once del reinado de Sedequías, el hambre en la ciudad ya era muy intensa y se había agotado por completo lo último que quedaba de alimento.


Por lo tanto, mi pueblo irá al destierro muy lejos porque no me conoce. La gente importante y los que reciben honra se morirán de hambre, y la gente común morirá de sed.


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