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Lamentaciones 1:6 - Biblia Nueva Traducción Viviente

6 La bella Jerusalén ha sido despojada de toda su majestad. Sus príncipes son como venados hambrientos en busca de pastos. Están demasiado débiles para huir del enemigo que los persigue.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Desapareció de la hija de Sion toda su hermosura; Sus príncipes fueron como ciervos que no hallan pasto, Y anduvieron sin fuerzas delante del perseguidor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Ha perdido la hija de Sión toda su gloria, sus jefes parecían carneros que no encuentran pasto, iban caminando sin fuerzas delante del que los arreaba.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 w Todo el esplendor de la hija de Sión se ha desvanecido. Sus príncipes han llegado a ser como ciervos que no hallan pasto, Ya sin fuerzas han marchado° delante del opresor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Váu. Desapareció de la hija de Sión toda su gloria. Sus príncipes eran como ciervos que no encuentran pasto; caminaban sin fuerzas delante del perseguidor.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Se fue de la hija de Sión toda su hermosura; sus príncipes fueron como ciervos que no hallan pasto, y anduvieron sin fuerzas delante del perseguidor.

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Lamentaciones 1:6
31 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Luego el Señor me dijo: «Hijo de hombre, el día que les quite su fortaleza —su alegría y su gloria, el deseo de su corazón, su tesoro más querido— también les quitaré a sus hijos e hijas.


quien me dijo que se lo transmitiera a los israelitas. Esto dice el Señor Soberano: “Contaminaré mi templo, que es fuente de seguridad y orgullo para ustedes, el lugar en el que se deleita su corazón. Los hijos y las hijas que dejaron en Judá serán masacrados a espada.


Quemó por completo el templo del Señor, el palacio real y todas las casas de Jerusalén. Destruyó todos los edificios importantes de la ciudad.


Luego le sacó los ojos y lo ató con cadenas de bronce, y el rey de Babilonia lo llevó a Babilonia. Sedequías permaneció allí en prisión hasta el día de su muerte.


Sus ciudades caerán y sus fortalezas serán tomadas. Aun los guerreros más poderosos estarán en agonía como mujeres en trabajo de parto.


Escuchen el ruido de los cascos de los caballos y el estruendo de las ruedas de los carros de guerra al pasar. Los padres aterrorizados corren desesperados; ni siquiera miran hacia atrás para ver a sus hijos indefensos.


«Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, a los cautivos que él desterró de Jerusalén a Babilonia:


Diles al rey y a su madre: «Desciendan de sus tronos y siéntense en el polvo, porque sus coronas gloriosas pronto serán arrebatadas de su cabeza».


¡Que todos los habitantes de Jerusalén griten sus alabanzas con alegría! Pues grande es el Santo de Israel, que vive en medio de ustedes».


Entonces el Señor proveerá sombra para el monte Sion y para todos los que se reúnan allí; les dará una cubierta de nubes durante el día y por la noche, humo y ardiente fuego, que cubrirá la tierra gloriosa.


Miren cómo Jerusalén, que antes era tan fiel, se ha convertido en una prostituta. Antes era el centro de la justicia y la rectitud, pero ahora está repleta de asesinos.


Adoren al Señor en todo su santo esplendor; que toda la tierra tiemble delante de él.


Desde el monte Sion, la perfección de la belleza, Dios brilla con un resplandor glorioso.


y el Señor ha pronunciado estas palabras en su contra: »”La hija virgen de Sion te desprecia y se ríe de ti. La hija de Jerusalén menea la cabeza con desdén mientras tú huyes.


¿Cómo podría una persona perseguir a mil de ellos y dos personas hacer huir a diez mil, a menos que la Roca de ellos los hubiera vendido, a menos que el Señor se los hubiera entregado?


»El Señor hará que tus enemigos te derroten. ¡Tú saldrás a atacarlos de una sola dirección, pero te dispersarás por siete! Serás un objeto de horror para todos los reinos de la tierra.


Entonces abrieron una brecha en la muralla de la ciudad. Como la ciudad estaba rodeada por los babilonios, los soldados esperaron hasta la caída del sol y escaparon por la puerta que está entre las dos murallas detrás del jardín real. Entonces se dirigieron al valle del Jordán.


Sin embargo, las tropas babilónicas persiguieron al rey y lo alcanzaron en las llanuras de Jericó, porque todos sus hombres lo habían abandonado y se habían dispersado.


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