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Lamentaciones 1:18 - Biblia Nueva Traducción Viviente

18 «El Señor es justo —dice Jerusalén—, porque yo me rebelé contra él. Escuchen, pueblos de todas partes; miren mi angustia y mi desesperación, porque mis hijos e hijas fueron llevados cautivos a tierras lejanas.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Jehová es justo; yo contra su palabra me rebelé. Oíd ahora, pueblos todos, y ved mi dolor; Mis vírgenes y mis jóvenes fueron llevados en cautiverio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Es justo Yavé, porque fui rebelde a sus órdenes. Escuchen, pues, pueblos todos, y miren mi dolor. Mis vírgenes y mis jóvenes han ido al cautiverio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 x Justo es YHVH, porque yo me rebelé contra su Palabra.° Oíd ahora, pueblos todos, contemplad mi dolor: Mis doncellas y mis jóvenes han marchado en cautiverio.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Sade. Justo es Yahveh, pues he sido rebelde a su palabra. Oíd, pueblos todos, ved mi dolor: mis doncellas y mis jóvenes han ido al cautiverio.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

18 Jehová es justo; pues yo contra su palabra me rebelé. Oíd ahora, pueblos todos, y ved mi dolor: Mis vírgenes y mis jóvenes fueron en cautiverio.

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Lamentaciones 1:18
38 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero el Señor todavía está en la ciudad, y él no hace nada malo. Día tras día emite justicia; él nunca falla. Pero los perversos no conocen la vergüenza.


Señor, sé que tus ordenanzas son justas; me disciplinaste porque lo necesitaba.


»¿No les importa nada, ustedes que pasan por aquí? Miren a su alrededor y vean si hay otro sufrimiento como el mío, que el Señor descargó sobre mí cuando estalló en ira feroz.


Señor, tú siempre me haces justicia cuando llevo un caso ante ti. Así que déjame presentarte esta queja: ¿Por qué los malvados son tan prósperos? ¿Por qué son tan felices los malignos?


«Hemos pecado y nos hemos rebelado, y no nos has perdonado.


Se rebelaron contra las palabras de Dios; se burlaron del consejo del Altísimo.


Cada vez que nos castigaste actuaste con justicia. Hemos pecado grandemente, y nos diste solo lo que merecíamos.


Obviamente, la ley se aplica a quienes fue entregada, porque su propósito es evitar que la gente tenga excusas y demostrar que todo el mundo es culpable delante de Dios.


Pero eres terco y te niegas a arrepentirte y abandonar tu pecado, por eso vas acumulando un castigo terrible para ti mismo. Pues se acerca el día de la ira, en el cual se manifestará el justo juicio de Dios.


»Señor, tú tienes la razón; pero como ves, tenemos el rostro cubierto de vergüenza. Esto nos sucede a todos, tanto a los que están en Judá y en Jerusalén, como a todo el pueblo de Israel disperso en lugares cercanos y lejanos, adondequiera que nos has mandado por nuestra deslealtad a ti.


Así dice el Señor: «Si el inocente debe sufrir, ¡cuanto más tú! ¡No quedarás sin castigo! ¡Debes beber de esta copa de juicio!


El Señor es justo en todo lo que hace; está lleno de bondad.


»Sin embargo, a pesar de todo esto, fueron desobedientes y se rebelaron contra ti. Dieron la espalda a tu ley, mataron a tus profetas, quienes les advertían que volvieran a ti, y cometieron terribles blasfemias.


»Ahora somos castigados por nuestra perversión y nuestra gran culpa; pero en realidad, el castigo que recibimos es mucho menor de lo que merecemos, porque tú, Dios nuestro, has permitido que algunos de nosotros sobreviviéramos como un remanente.


quien le gritó al hombre de Dios de Judá: «Esto dice el Señor: “Has desafiado la palabra del Señor y desobedecido el mandato que el Señor tu Dios te dio.


La rebelión es tan pecaminosa como la hechicería, y la terquedad, tan mala como rendir culto a ídolos. Así que, por cuanto has rechazado el mandato del Señor, él te ha rechazado como rey.


Adoni-bezec dijo: «Una vez yo tuve setenta reyes sin los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, comiendo migajas debajo de mi mesa. Ahora Dios me devolvió lo que les hice». Y se lo llevaron a Jerusalén, donde murió.


Él es la Roca; sus obras son perfectas. Todo lo que hace es justo e imparcial. Él es Dios fiel; nunca actúa mal. ¡Qué justo y recto es él!


Entonces el faraón enseguida mandó llamar a Moisés y a Aarón. —Esta vez he pecado —confesó—. El Señor es el justo, y mi pueblo y yo estamos equivocados.


Oh Señor, tú eres recto, y tus ordenanzas son justas.


Rodean a Jerusalén como guardianes alrededor de un campo porque mi pueblo se rebeló contra mí —dice el Señor—.


Nuestros antepasados vinieron, la conquistaron y vivieron en ella, pero rehusaron obedecerte o seguir tu palabra. No hicieron nada de lo que les ordenaste. Por eso enviaste este terrible desastre sobre ellos.


pero hemos pecado y hemos hecho lo malo. Nos hemos rebelado contra ti y hemos despreciado tus mandatos y ordenanzas.


En aquel día, las jóvenes hermosas y los muchachos fuertes se desmayarán, sedientos por la palabra del Señor.


Cayeron las guirnaldas de nuestra cabeza. Lloren por nosotros porque hemos pecado.


Pero todo lo que dije por medio de mis siervos, los profetas, les ocurrió a sus antepasados, tal como lo dije. En consecuencia, ellos se arrepintieron y dijeron: ‘Hemos recibido lo que merecíamos del Señor de los Ejércitos Celestiales. Él ha hecho lo que dijo que haría’”».


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