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Lamentaciones 1:12 - Biblia Nueva Traducción Viviente

12 »¿No les importa nada, ustedes que pasan por aquí? Miren a su alrededor y vean si hay otro sufrimiento como el mío, que el Señor descargó sobre mí cuando estalló en ira feroz.

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Biblia Reina Valera 1960

12 ¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino? Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido; Porque Jehová me ha angustiado en el día de su ardiente furor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Todos ustedes que pasan por el camino, miren y observen si hay dolor semejante al que me atormenta, con el que Yavé me ha herido en el día de su ardiente cólera.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 l Vosotros, que pasáis de largo, ¿no os importa esto? Contemplad y ved si hay dolor como el mío, Como el que me ha sobrevenido, Con el que YHVH me ha afligido en el día de su ira.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Lámed. ¡Vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor como el dolor que me atormenta, con el que Yahveh me afligió el día de su ardiente ira!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 ¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino? Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido; porque Jehová me ha angustiado en el día de su ardiente furor.

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Lamentaciones 1:12
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Tú cumpliste tu palabra e hiciste con nosotros y nuestros gobernantes tal como habías advertido. Nunca hubo una calamidad tan grande como la que ocurrió en Jerusalén.


La ira feroz del Señor no disminuirá hasta que haya terminado con todo lo que él tiene pensado. En los días futuros ustedes entenderán todo esto.


Por lo tanto, su tierra quedará desolada; será un monumento a su necedad. Todos los que pasen por allí quedarán pasmados y menearán la cabeza con asombro.


Pues habrá más angustia que en cualquier otro momento desde el principio del mundo. Y jamás habrá una angustia tan grande.


¿Qué puedo decir de ti? ¿Quién ha visto alguna vez semejante dolor? Oh hija de Jerusalén, ¿con qué puedo comparar tu angustia? Oh hija virgen de Sion, ¿cómo puedo consolarte? Pues tu herida es tan profunda como el mar. ¿Quién puede sanarte?


Pues sacudiré los cielos y la tierra se saldrá de su lugar cuando el Señor de los Ejércitos Celestiales manifieste su furor en el día de su ira feroz».


Tu ira feroz me ha abrumado; tus terrores me paralizaron.


Así que póngase ropa de luto y lloren con el corazón destrozado, porque la ira feroz del Señor todavía está sobre nosotros.


En toda la historia nunca ha habido un tiempo de terror como este. Será un tiempo de angustia para mi pueblo Israel. ¡Pero al final será salvo!


¡Miren! El enojo del Señor estalla como una tormenta, un viento devastador que se arremolina sobre las cabezas de los perversos.


¿No ridiculizaste tú a los israelitas? ¿Fueron ellos acaso sorprendidos en compañía de ladrones para que tú los desprecies como lo haces?


«El Señor es justo —dice Jerusalén—, porque yo me rebelé contra él. Escuchen, pueblos de todas partes; miren mi angustia y mi desesperación, porque mis hijos e hijas fueron llevados cautivos a tierras lejanas.


Es un día de oscuridad y penumbra, un día de nubes densas y sombras profundas. De repente, como el amanecer se extiende sobre las montañas, aparece un ejército grande y poderoso. Nunca antes se había visto algo semejante, ni volverá a verse jamás.


Mi herida es profunda y grande mi dolor. Mi enfermedad es incurable, pero debo soportarla.


En su enojo el Señor cubrió de sombras a la bella Jerusalén. La más hermosa de las ciudades de Israel yace en el polvo, derrumbada desde las alturas del cielo. En su día de gran enojo el Señor no mostró misericordia ni siquiera con su templo.


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