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Jueces 17:10 - Biblia Nueva Traducción Viviente

10 —Quédate aquí, conmigo —le dijo Micaía—, y podrás ser un padre y sacerdote para mí. Te daré diez piezas de plata al año, además de una muda de ropa y comida.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Micá le dijo: 'Quédate conmigo, serás para mí un padre y un sacerdote'. Te daré diez monedas de plata al año y además alojamiento y comida'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y Micah le dijo: habita conmigo y me servirás de padre y sacerdote, y te daré diez ciclos de plata por año, un juego de vestidos y tu sustento. Y el levita se quedó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Le dijo Micá: 'Quédate conmigo y sé para mí padre y sacerdote; yo te daré diez siclos de plata al año, vestido y comida'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y me serás en lugar de padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, y vestidura, y tu comida. Y el levita se quedó.

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Jueces 17:10
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

cuiden del rebaño que Dios les ha encomendado. Háganlo con gusto, no de mala gana ni por el beneficio personal que puedan obtener de ello, sino porque están deseosos de servir a Dios.


Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas.


No es que a Judas le importaran los pobres; en verdad, era un ladrón y, como estaba a cargo del dinero de los discípulos, a menudo robaba una parte para él.


y preguntó: «¿Cuánto me pagarán por traicionar a Jesús?». Y ellos le dieron treinta piezas de plata.


Ustedes me deshonran delante de mi pueblo por unos puñados de cebada o un trozo de pan. Al mentirle a mi pueblo —que disfruta de las mentiras—, ustedes matan a quienes no deben morir y prometen vida a quienes no deben vivir”.


Lo vestiré con tus vestiduras reales y le daré tu título y tu autoridad. Y será un padre para el pueblo de Jerusalén y de Judá.


Era un padre para los pobres y ayudaba a los extranjeros en necesidad.


Cuando Eliseo cayó enfermo de muerte, el rey Yoás de Israel fue a visitarlo y lloró sobre él diciendo: —¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Veo los carros de Israel con sus conductores!


Cuando el rey de Israel los vio, gritó a Eliseo: —¿Los mato, padre mío, los mato?


Así pues, todos los que sobrevivan de tu familia se inclinarán ante él, mendigando dinero y comida. Dirán: “Le rogamos que nos dé trabajo entre los sacerdotes para que tengamos suficiente para comer”».


El joven levita aceptó y pasó a ser como uno de los hijos de Micaía.


Por lo tanto, fue Dios quien me envió a este lugar, ¡y no ustedes! Y fue él quien me hizo consejero del faraón, administrador de todo su palacio y gobernador de todo Egipto.


—¿De dónde vienes? —le preguntó Micaía. Él contestó: —Soy un levita de Belén de Judá, y busco un lugar para vivir.


Él les contó de su acuerdo con Micaía, quien lo había contratado como su sacerdote personal.


Eliseo lo vio y exclamó: «¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Veo los carros de Israel con sus conductores!». Mientras desaparecían de su vista, rasgó su ropa en señal de angustia.


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