Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Juan 9:8 - Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Sus vecinos y otros que lo conocían como un pordiosero ciego se preguntaban: «¿No es ese el hombre que solía sentarse a mendigar?».

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

8 Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es este el que se sentaba y mendigaba?

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Sus vecinos y los que lo habían visto pidiendo limosna, decían: '¿No es éste el que se sentaba aquí y pedía limosna?'

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

8 Entonces los vecinos y los que antes lo veían como mendigo,° decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba?

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Los vecinos y los que de antes lo conocían, pues era un mendigo, decían: '¿No es éste el que estaba sentado pidiendo limosna?'.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es este el que se sentaba y mendigaba?

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Juan 9:8
9 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Él levanta al pobre del polvo y al necesitado del basurero. Los pone entre los príncipes y los coloca en los asientos de honor. Pues toda la tierra pertenece al Señor, y él puso en orden el mundo.


Al acercarse Jesús a Jericó, un mendigo ciego estaba sentado junto al camino.


Después llegaron a Jericó y mientras Jesús y sus discípulos salían de la ciudad, una gran multitud los siguió. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino.


Pero a los oficiales de Aquis no les agradaba que David estuviera allí. «¿No es este David, el rey de la tierra? —preguntaron—. ¿No es este a quien el pueblo honra con danzas, y canta: “Saúl mató a sus miles, y David, a sus diez miles”?».


De modo que las dos siguieron el viaje. Cuando entraron a Belén, todo el pueblo se conmocionó por causa de su llegada. —¿De verdad es Noemí? —preguntaban las mujeres.


Todos sus vecinos y parientes se alegraron al enterarse de que el Señor había sido tan misericordioso con ella.


Algunos decían que sí, y otros decían: «No, solo se le parece». Pero el mendigo seguía diciendo: «¡Sí, soy yo!».


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម