Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Juan 2:11 - Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Esta señal milagrosa en Caná de Galilea marcó la primera vez que Jesús reveló su gloria. Y sus discípulos creyeron en él.

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Esta señal milagrosa fue la primera, y Jesús la hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

11 Este principio de las señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en Él.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Ésta es la primera de las señales que Jesús realizó en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Este principio de milagros hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en Él.

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Juan 2:11
43 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces la Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros. Estaba lleno de amor inagotable y fidelidad. Y hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo del Padre.


Una noche, fue a hablar con Jesús: —Rabí —le dijo—, todos sabemos que Dios te ha enviado para enseñarnos. Las señales milagrosas que haces son la prueba de que Dios está contigo.


Una gran multitud siempre lo seguía a todas partes porque veía las señales milagrosas que hacía cuando sanaba a los enfermos.


—Si quieres que creamos en ti —le respondieron—, muéstranos una señal milagrosa. ¿Qué puedes hacer?


Jesús les contestó: —Les digo la verdad, ustedes quieren estar conmigo porque les di de comer, no porque hayan entendido las señales milagrosas.


La gente, al ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, exclamó: «¡No hay duda de que es el Profeta que esperábamos!».


Entonces se revelará la gloria del Señor y todas las personas la verán. ¡El Señor ha hablado!».


Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades!


Pueden pedir cualquier cosa en mi nombre, y yo la haré, para que el Hijo le dé gloria al Padre.


Isaías se refería a Jesús cuando dijo esas palabras, porque vio el futuro y habló de la gloria del Mesías.


A pesar de todas las señales milagrosas que Jesús había hecho, la mayoría de la gente aún no creía en él.


Debido a las señales milagrosas que Jesús hizo en Jerusalén durante la celebración de la Pascua, muchos comenzaron a confiar en él;


Jesús le preguntó: —¿Crees eso solo porque te dije que te había visto debajo de la higuera? Verás cosas más grandes que esta.


Anuncien sus gloriosas obras entre las naciones; cuéntenles a todos las cosas asombrosas que él hace.


Les he escrito estas cosas a ustedes, que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.


En su paso por Galilea, Jesús llegó a Caná, donde había convertido el agua en vino. Cerca de allí, en Capernaúm, había un funcionario de gobierno que tenía un hijo muy enfermo.


a fin de que todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo ciertamente tampoco honra al Padre que lo envió.


Así que, ¡adelante! Come tus alimentos con alegría y bebe tu vino con un corazón contento, ¡porque Dios lo aprueba!


¡Alaben su glorioso nombre por siempre! Que toda la tierra se llene de su gloria. ¡Amén y amén!


y me dijeron: “Mira, el Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz salir de en medio del fuego. Hoy comprobamos que Dios puede hablar con los seres humanos, ¡pero aun así seguimos con vida!


Y si no te creen ni te escuchan aun después de estas dos señales, entonces recoge un poco de agua del río Nilo y derrámala sobre el suelo seco. En cuanto lo hagas, el agua del Nilo se convertirá en sangre sobre el suelo.


Pues Dios, quien dijo: «Que haya luz en la oscuridad», hizo que esta luz brille en nuestro corazón para que podamos conocer la gloria de Dios que se ve en el rostro de Jesucristo.


Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen.


Y, por el bien de ustedes, me alegro de no haber estado allí, porque ahora ustedes van a creer de verdad. Vamos a verlo.


Pues la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor inagotable de Dios y su fidelidad vinieron por medio de Jesucristo.


Escúchenme y decidan honrar mi nombre —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, o enviaré una maldición terrible contra ustedes. Maldeciré hasta las bendiciones que reciban. En realidad ya las he maldecido, porque ustedes no han tomado a pecho mi advertencia.


Cuando el pueblo de Israel vio el gran poder que el Señor había desatado contra los egipcios, se llenaron de temor reverente delante de él. Entonces pusieron su fe en el Señor y en su siervo Moisés.


Entonces la mujer le dijo a Elías: —Ahora estoy convencida de que usted es un hombre de Dios y que de verdad el Señor habla por medio de usted.


Al día siguiente, Jesús decidió ir a Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: «Ven, sígueme».


Al día siguiente, se celebró una boda en la aldea de Caná de Galilea. La madre de Jesús estaba presente,


Así que se fue de Judea y volvió a Galilea.


Esa fue la segunda señal milagrosa que hizo Jesús en Galilea al volver de Judea.


De las multitudes presentes en el templo, muchos creyeron en él. «Después de todo —decían—, ¿acaso esperan que el Mesías haga más señales milagrosas que las que hizo este hombre?».


Algunos de los fariseos decían: «Ese tal Jesús no viene de Dios porque trabaja en el día de descanso». Otros decían: «¿Pero cómo puede un simple pecador hacer semejantes señales milagrosas?». Así que había una profunda diferencia de opiniones entre ellos.


Y muchos lo siguieron. «Juan no hacía señales milagrosas —se comentaban unos a otros—, pero todo lo que dijo acerca de este hombre resultó ser cierto».


Entonces, los principales sacerdotes y los fariseos convocaron al Concilio Supremo. «¿Qué vamos a hacer? —se preguntaron unos a otros—. Sin duda, ese hombre realiza muchas señales milagrosas.


Por eso tantos salieron a recibir a Jesús, porque habían oído de esa señal milagrosa.


ya que el Padre mismo los ama profundamente, porque ustedes me aman a mí y han creído que vine de Dios.


Ahora entendemos que sabes todas las cosas y que no es necesario que nadie te pregunte nada. Por eso creemos que viniste de Dios.


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម