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Josué 7:24 - Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Después, Josué y todos los israelitas tomaron a Acán junto con la plata, el manto y la barra de oro; también tomaron a sus hijos e hijas, su ganado, sus asnos, sus ovejas, sus cabras, su carpa y todo lo que él tenía y los llevaron al valle de Acor.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo cuanto tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Josué y todo Israel tomaron a Acán hijo de Zerá, con la plata, el manto, el lingote de oro, los hijos y las hijas de Acán junto con sus bueyes, sus burros, sus ovejas, su tienda y todo lo que le pertenecía, y los llevaron al valle de Acor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y Josué, y todo Israel con él, tomó a Acán ben Zera, la plata, el manto y la barra de oro, y a sus hijos, y a sus hijas, y a sus bueyes, y a sus asnos, y a sus ovejas, y a su tienda y a todo cuanto poseía, y los llevaron al valle de Acor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Entonces Josué tomó a Acán, hijo de Zéraj, junto con la plata, el manto y el lingote de oro, y también a sus hijos y a sus hijas, su ganado vacuno, sus asnos, su ganado menor, su tienda y cuanto tenía. Todo Israel estaba presente. Lo llevaron al valle de Acor.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Entonces Josué, y todo Israel con él, tomó a Acán, hijo de Zera, y el dinero, y el manto, y el lingote de oro, y sus hijos, y sus hijas, y sus bueyes, y sus asnos, y sus ovejas, y su tienda, y todo cuanto tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor.

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Josué 7:24
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El avaro causa mucho dolor a toda la familia, pero los que odian el soborno vivirán.


Le devolveré sus viñedos y convertiré el valle de la Aflicción en una puerta de esperanza. Allí se me entregará como lo hizo hace mucho tiempo cuando era joven, cuando la liberé de su esclavitud en Egipto.


La llanura de Sarón se llenará nuevamente de rebaños para mi pueblo que me busca, y el valle de Acor será lugar de pastoreo para las manadas.


Desde allí, atravesaba el valle de Acor hasta Debir y giraba al norte, hacia Gilgal, que está al otro lado de las laderas de Adumín, en el sur del valle. De allí, el límite se extendía a los manantiales de En-semes y seguía hasta En-rogel.


Apilaron un montón de piedras sobre Acán, las cuales siguen allí hasta el día de hoy. Por eso, desde entonces, al lugar se le llama valle de la Aflicción. Así el Señor dejó de estar enojado.


No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación.


He notado otro gran problema bajo el sol: acaparar riquezas perjudica al que ahorra.


Vomitarán la riqueza que se tragaron; Dios no permitirá que la retengan.


Sin embargo, Israel desobedeció las instrucciones sobre lo que debía ser apartado para el Señor. Un hombre llamado Acán había robado algunas de esas cosas consagradas, así que el Señor estaba muy enojado con los israelitas. Acán era hijo de Carmi, un descendiente de Zimri, hijo de Zera, de la tribu de Judá.


Con sus espadas, destruyeron por completo todo lo que había en la ciudad, incluidos hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, ovejas, cabras, burros y todo el ganado.


»No se queden con ninguna cosa que esté destinada para ser destruida, pues, de lo contrario, ustedes mismos serán destruidos por completo y traerán desgracia al campamento de Israel.


Seguro que tú no harías semejante cosa: destruir al justo junto con el malvado. ¡Pues estarías tratando al justo y al malvado exactamente de la misma manera! ¡Sin duda, tú no harías eso! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no haría lo que es correcto?


Entonces tomaron las cosas de la carpa y se las llevaron a Josué y a los demás israelitas. Luego las pusieron sobre el suelo, en la presencia del Señor.


¿Acaso no cayó el enojo divino sobre toda la comunidad de Israel cuando Acán, un miembro del clan de Zera, pecó al robar las cosas que habían sido apartadas para el Señor? Él no fue el único que murió a causa de su pecado.


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