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Josué 3:16 - Biblia Nueva Traducción Viviente

16 el agua que venía de río arriba dejó de fluir y comenzó a amontonarse a una gran distancia de allí, a la altura de una ciudad llamada Adán, que está cerca de Saretán. Y el agua que estaba río abajo desembocó en el mar Muerto hasta que el lecho del río quedó seco. Después, todo el pueblo cruzó cerca de la ciudad de Jericó.

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Biblia Reina Valera 1960

16 las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 el caudal que bajaba de arriba se detuvo y se amontonó a una gran distancia, a la altura de Adán, el pueblo vecino de Sartán. Durante ese tiempo las aguas que bajaban al mar de la Araba, el Mar Salado, se derramaron porque habían sido cortadas, de tal manera que el pueblo atravesó frente a Jericó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 las aguas que venían bajando de arriba se detuvieron, y se fueron elevando como en un embalse, a gran distancia, junto a Adam, la ciudad que está al lado de Saretán; y las que descendían hacia el Mar del Arabá, el Mar de la Sal, fueron cortadas completamente. Y el pueblo cruzó frente a Jericó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 las aguas que bajaban de arriba se detuvieron y alzaron, formando un embalse de gran extensión que llegaba hasta la ciudad de Adán, que está al lado de Sartán, y las que bajaban al mar de la Arabá, el mar de la Sal, quedaron totalmente cortadas, y así el pueblo pasó frente a Jericó.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 las aguas que venían de arriba, se pararon como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Zaretán; y las que descendían al mar del Arabá, el Mar Salado, se acabaron y fueron partidas; y el pueblo pasó frente a Jericó.

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Josué 3:16
31 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Los sacerdotes llevarán el arca del Señor, el Señor de toda la tierra. En cuanto sus pies toquen el agua, la corriente de agua se detendrá río arriba, y el río se levantará como un muro».


El rey mandó que se fundieran en moldes de barro en el valle del Jordán, entre Sucot y Saretán.


Baana, hijo de Ahilud, en Taanac y Meguido, en todo Bet-sán, cerca de Saretán, abajo de Jezreel, y en todo el territorio que va desde Bet-sán hasta Abel-mehola, y hasta Jocmeam.


Este segundo grupo de reyes unieron sus ejércitos en el valle de Sidim (que es el valle del mar Muerto).


El mar Rojo los vio venir y se apuró a quitarse del camino; el agua del río Jordán se hizo a un lado.


Estas son las palabras que Moisés dirigió a todo el pueblo de Israel cuando se encontraba en el desierto, al oriente del río Jordán. Ellos acampaban en el valle del Jordán, cerca de Suf, entre Parán de un lado y Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab del otro.


La porción sureña de su país se extenderá desde el desierto de Zin, a lo largo del límite con Edom. La frontera sur empezará al oriente del mar Muerto,


Te abriste camino a través del mar y tu sendero atravesó las poderosas aguas, ¡una senda que nadie sabía que estaba allí!


Hiciste que brotaran los manantiales y los arroyos, y secaste ríos que jamás se secan.


Abrió un camino seco a través del mar Rojo, y su pueblo cruzó a pie. Allí nos alegramos en él.


El Señor gobierna las aguas de la inundación; el Señor gobierna como rey para siempre.


La frontera sur comenzaba en la bahía sur del mar Muerto,


También recibieron el valle del Jordán, es decir, todo el trayecto desde el mar de Galilea hasta el mar Muerto, donde el río Jordán servía de límite occidental. Hacia el oriente estaban las laderas del monte Pisga.


Luego Moisés extendió la mano sobre el mar y el Señor abrió un camino a través de las aguas mediante un fuerte viento oriental. El viento sopló durante toda la noche y transformó el lecho del mar en tierra seca.


Asignó los límites al mar y encerró los océanos en enormes depósitos.


¿Qué te pasa, mar Rojo, qué te llevó a quitarte del camino? ¿Qué sucedió, río Jordán, que te hiciste a un lado?


¿Por qué no había nadie cuando vine? ¿Por qué nadie respondió cuando llamé? ¿Se debe a que no tengo poder para rescatar? ¡No, no es esa la razón! ¡Pues yo puedo hablarle al mar y hacer que se seque! Puedo convertir los ríos en desiertos llenos de peces muertos.


Entonces me dijo: «Este río fluye hacia el oriente, atraviesa el desierto y desemboca en el valle del mar Muerto. Esta corriente hará que las aguas saladas del mar Muerto se vuelvan puras y dulces.


Él da la orden y los océanos se secan y los ríos desaparecen. Los buenos pastizales de Basán y el Carmelo pierden su verdor, y los frondosos bosques del Líbano se marchitan.


»¿Estabas enojado, Señor, cuando golpeaste los ríos y dividiste el mar? ¿Estabas disgustado con ellos? ¡No! ¡Enviabas tus carros de salvación!


Entonces el pueblo de Israel cruzó por en medio del mar, caminando sobre tierra seca, con muros de agua a cada lado.


En cambio, el pueblo de Israel caminó por en medio del mar sobre tierra seca, mientras las aguas permanecían levantadas como muros a ambos lados.


Al soplido de tu aliento, ¡las aguas se apilaron! El impetuoso oleaje se quedó firme como un muro; en el corazón del mar las aguas se endurecieron.


Y ustedes podrán decirles: “Aquí es donde los israelitas cruzaron el Jordán sobre tierra seca”.


Cuando todos los reyes amorreos al occidente del Jordán y todos los reyes cananeos que vivían a lo largo de la costa del mar Mediterráneo oyeron cómo el Señor había secado el río Jordán para que el pueblo de Israel pudiera cruzar, se desanimaron y quedaron paralizados de miedo a causa de los israelitas.


Sehón también controlaba el valle del Jordán y algunas regiones al oriente, desde el mar de Galilea al norte, hasta el mar Muerto en el sur, incluso la ruta a Bet-jesimot y, más al sur, hasta las laderas del Pisga.


De Janoa, giraba hacia el sur hasta Atarot y Naarat, tocaba Jericó y terminaba en el río Jordán.


Cuando los trescientos israelitas tocaron los cuernos de carnero, el Señor hizo que los guerreros del campamento pelearan entre sí con sus espadas. Los que quedaron con vida huyeron a lugares tan lejanos como Bet-sita, cerca de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola, cerca de Tabat.


Partió en dos el mar y los guio a cruzarlo ¡mientras sostenía las aguas como si fueran una pared!


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