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Josué 24:27 - Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Josué le dijo a todo el pueblo: —Esta piedra escuchó todo lo que el Señor nos dijo. Será un testigo en contra de ustedes si no cumplen lo que le prometieron a Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

27 Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras que Jehová nos ha hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Josué dijo entonces al pueblo: 'Esta piedra atestiguará en contra de ustedes, porque escuchó todas las palabras que Yavé pronunció delante de nosotros. Servirá como testigo en contra de ustedes, para impedirles que renieguen de su Dios'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra será testigo contra nosotros, pues ella ha oído todas las palabras que YHVH nos ha dicho. Será, pues, testigo contra vosotros para que no reneguéis de vuestro Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Josué dijo a todo el pueblo: 'Mirad: esta piedra servirá de testigo contra vosotros, pues ella ha escuchado todas las palabras que Yahveh os ha dicho; y también servirá de testigo contra vosotros, para que no reneguéis de vuestro Dios'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

27 Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras de Jehová que Él nos ha hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios.

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Josué 24:27
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Jesús les respondió: —Si ellos se callaran, las piedras a lo largo del camino se pondrían a aclamar.


La gente de Rubén y de Gad le puso al altar el nombre de «Testigo», porque dijeron: «Es un testigo entre nosotros y ellos de que el Señor es también nuestro Dios».


pero al que me niegue aquí en la tierra también yo lo negaré delante de mi Padre en el cielo.


«Tomen este libro de instrucción y pónganlo al lado del arca del pacto del Señor su Dios, para que quede allí como testigo contra ustedes, los israelitas.


¡Escuchen, oh cielos! ¡Presta atención, oh tierra! Esto dice el Señor: «Los hijos que crie y cuidé se han rebelado contra mí.


Pues si me hago rico, podría negarte y decir: «¿Quién es el Señor?». Y si soy demasiado pobre, podría robar y así ofender el santo nombre de Dios.


Eso sería mejor que enfrentarme al juicio de Dios. Si la majestad de Dios está en mi contra, ¿qué esperanza queda?


Luego Samuel tomó una piedra grande y la colocó entre las ciudades de Mizpa y Jesana. La llamó Ebenezer (que significa «la piedra de ayuda») porque dijo: «¡Hasta aquí el Señor nos ha ayudado!».


«¡Escuchen, oh cielos, y hablaré! ¡Oye, oh tierra, las palabras que digo!


Entonces cuando les ocurran grandes calamidades, este canto servirá de prueba en su contra, porque sus descendientes jamás lo olvidarán. Yo conozco las intenciones de este pueblo, incluso ahora que todavía no han entrado en la tierra que prometí darles».


Tales personas afirman que conocen a Dios, pero lo niegan con su manera de vivir. Son detestables y desobedientes, no sirven para hacer nada bueno.


»Por lo tanto, escribe este canto y enséñalo a los israelitas. Ayúdalos a que lo aprendan, para que me sirva de testigo contra ellos.


»Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre bendiciones y maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de la decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú y tus descendientes puedan vivir!


»Hoy pongo al cielo y a la tierra como testigos contra ustedes. Si rompen mi pacto, pronto desaparecerán de la tierra que poseerán al cruzar el Jordán. Vivirán allí poco tiempo y después serán destruidos por completo.


»Yo sé todo lo que haces y te he abierto una puerta que nadie puede cerrar. Tienes poca fuerza; sin embargo, has obedecido mi palabra y no negaste mi nombre.


Hasta las piedras de los muros gritan contra ti y las vigas de los techos le hacen eco a la queja.


La comerán durante un mes entero, hasta que les produzca náuseas y estén hartos de tanta carne. Pues han rechazado al Señor que está aquí entre ustedes y han lloriqueado diciendo: ‘¿Por qué dejamos Egipto?’”.


Después Josué mandó que todo israelita regresara a su tierra, cada uno a su hogar.


Si así fuera, los jueces deberían castigarme, porque significaría que he negado al Dios del cielo.


Sabemos que nos hemos rebelado contra el Señor y también lo hemos negado; le hemos dado la espalda a nuestro Dios. Sabemos que hemos sido injustos y opresores, preparando con cuidado nuestras mentiras engañosas.


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