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Josué 2:7 - Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Entonces los hombres del rey buscaron a los espías por todo el camino que lleva a los vados del río Jordán. Y justo después que los hombres del rey se fueron, cerraron la puerta de Jericó.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y los hombres fueron tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta fue cerrada después que salieron los perseguidores.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 La gente se lanzó en su persecución en dirección al Jordán, hacia el lado de los vados, y apenas salieron, se cerró la puerta de la ciudad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Así pues, aquellos hombres fueron en pos de ellos camino del Jordán, hasta los vados; y tan pronto como los perseguidores hubieron salido, se cerraron las puertas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Salieron algunos hombres en su persecución camino del Jordán, hacia los vados. Apenas salieron los perseguidores, se cerró la puerta de la ciudad.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Y los hombres fueron tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta fue cerrada después que salieron los que tras ellos iban.

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Josué 2:7
6 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

«Síganme —les dijo—, porque el Señor les ha dado la victoria sobre Moab, su enemigo». Así que los israelitas lo siguieron y tomaron control de los vados del río Jordán que cruzan hacia Moab, y no dejaron que nadie pasara.


«La cárcel estaba bien cerrada, los guardias estaban afuera en sus puestos, pero cuando abrimos las puertas, ¡no había nadie!».


Jefté tomó control de los vados del río Jordán y cada vez que un fugitivo de Efraín trataba de cruzar para volver a su tierra, los hombres de Galaad lo desafiaban preguntándole: «¿Eres miembro de la tribu de Efraín?». Si decía el hombre: «No, no lo soy»,


Salieron de la ciudad al anochecer, cuando las puertas estaban por cerrar. No sé hacia dónde fueron. Si se apresuran, probablemente los alcancen».


(En realidad, la mujer había llevado a los hombres a la azotea de su casa y los había escondido debajo de unos manojos de lino que había puesto allí).


Esa noche, antes de que los espías se durmieran, Rahab subió a la azotea para hablar con ellos. Les dijo:


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