27 Mientras se ponía el sol, Josué mandó que descolgaran los cuerpos de los postes y que los arrojaran dentro de la cueva donde se habían escondido los reyes. Luego taparon la abertura de la cueva con un montón de rocas grandes, lo cual permanece allí hasta el día de hoy.
27 Y cuando el sol se iba a poner, mandó Josué que los quitasen de los maderos, y los echasen en la cueva donde se habían escondido; y pusieron grandes piedras a la entrada de la cueva, las cuales permanecen hasta hoy.
27 Al ponerse el sol, Josué ordenó que los bajaran de los árboles. Los echaron en la cueva donde se habían escondido y cerraron la entrada de la cueva con grandes piedras que se encuentran allí hasta el día de hoy.
27 Y aconteció que cuando el sol se iba a poner, Josué mandó que los descolgaran° de los árboles, y los echó en la cueva donde se habían escondido, y pusieron grandes piedras en la boca de la cueva, donde están hasta este día.
27 Al ponerse el sol, mandó Josué que los bajaran de los árboles, que los arrojaran en la cueva donde se habían escondido y que en la boca de la cueva colocaran grandes piedras, que están allí hasta el día de hoy.
27 Y cuando el sol se iba a poner, mandó Josué que los quitasen de los maderos, y los echasen en la cueva donde se habían escondido: y pusieron grandes piedras a la boca de la cueva, que permanecen hasta hoy.
Entonces Josué atravesó al rey de Hai con un poste afilado y lo dejó allí colgado hasta la tarde. A la puesta del sol, los israelitas bajaron el cuerpo como Josué ordenó y lo arrojaron frente a la puerta de la ciudad. Apilaron un montón de piedras sobre él, las cuales todavía pueden verse hasta el día de hoy.
Apilaron un montón de piedras sobre Acán, las cuales siguen allí hasta el día de hoy. Por eso, desde entonces, al lugar se le llama valle de la Aflicción. Así el Señor dejó de estar enojado.
Josué también apiló otras doce piedras a la mitad del Jordán, en el lugar donde estaban parados los sacerdotes que llevaban el arca del pacto. Y las piedras siguen allí hasta el día de hoy.