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Job 38:35 - Biblia Nueva Traducción Viviente

35 ¿Puedes hacer que aparezca el relámpago y que caiga hacia donde lo dirijas?

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Biblia Reina Valera 1960

35 ¿Enviarás tú los relámpagos, para que ellos vayan? ¿Y te dirán ellos: Henos aquí?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 ¿Serás tú quien arroje los relámpagos? ¿Acaso te dirán: 'Aquí estamos'?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 ¿Despacharás a los relámpagos, Para que vengan y te digan: ¡Aquí estamos!?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 ¿Parten los rayos a tus órdenes diciéndote: aquí estamos?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

35 ¿Enviarás tú los relámpagos, para que ellos vayan? ¿Y te dirán ellos: Aquí estamos?

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Job 38:35
13 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El Señor dice: «Estaba listo para responder, pero nadie me pedía ayuda; estaba listo para dejarme encontrar, pero nadie me buscaba. “¡Aquí estoy, aquí estoy!”, dije a una nación que no invocaba mi nombre.


Después oí que el Señor preguntaba: «¿A quién enviaré como mensajero a este pueblo? ¿Quién irá por nosotros?». —Aquí estoy yo —le dije—. Envíame a mí.


Resuena por todo el cielo y sus relámpagos brillan en todas direcciones.


Él llena sus manos de rayos y lanza cada uno a su objetivo.


Sabemos que cayó fuego del cielo y destruyó a los primeros dos grupos; pero ahora, ¡le ruego que me perdone la vida!


Elías respondió al capitán: —Si yo soy un hombre de Dios, ¡que caiga fuego del cielo y te destruya a ti y a tus cincuenta hombres! Enseguida cayó fuego del cielo y los mató a todos.


Cuando llegaron, Saúl le gritó: —¡Escúchame, hijo de Ahitob! —¿Qué quiere, mi rey? —le preguntó Ahimelec.


Entonces un fuego ardiente salió del Señor y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso.


Poco después el pueblo comenzó a quejarse de las privaciones que enfrentaba, y el Señor oyó todo lo que decían. Entonces el enojo del Señor se encendió contra ellos y envió un fuego que ardió entre ellos y destruyó a algunos en las afueras del campamento.


Como consecuencia, un fuego ardiente salió de la presencia del Señor y los consumió por completo, y murieron ahí ante el Señor.


—Muy bien —respondió Moisés—. En cuanto salga de la ciudad, levantaré mis manos y oraré al Señor. Entonces los truenos y el granizo cesarán, y sabrás que la tierra pertenece al Señor.


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