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Job 18:21 - Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Dirán: “Este fue el hogar de una persona malvada, el lugar de alguien que rechazó a Dios”».

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Biblia Reina Valera 1960

21 Ciertamente tales son las moradas del impío, Y este será el lugar del que no conoció a Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Eso espera a las moradas de los malos y al país que quiere ignorar a Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Ciertamente así son las moradas del impío, Y tal el lugar de quien ignora a Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Así termina la casa del injusto, tal es la suerte de quien a Dios ignora'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

21 Ciertamente tales son las moradas del impío, y este será el lugar del que no conoció a Dios.

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Job 18:21
16 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

«Mi pueblo encorva sus lenguas como arcos para lanzar mentiras. Se rehúsan a defender la verdad; solo van de mal en peor. Ellos no me conocen», dice el Señor.


Tales personas afirman que conocen a Dios, pero lo niegan con su manera de vivir. Son detestables y desobedientes, no sirven para hacer nada bueno.


en llamas de fuego, y traerá juicio sobre los que no conocen a Dios y sobre los que se niegan a obedecer la Buena Noticia de nuestro Señor Jesús.


no en pasiones sensuales como viven los paganos, que no conocen a Dios ni sus caminos.


Derrama tu ira sobre las naciones que se niegan a reconocerte, sobre los pueblos que no invocan tu nombre. Pues han devorado a tu pueblo Israel; lo han devorado y consumido y han hecho de la tierra un desierto desolado.


Después de que murieron todos los de esa generación, creció otra que no conocía al Señor ni recordaba las cosas poderosas que él había hecho por Israel.


Por pensar que era una tontería reconocer a Dios, él los abandonó a sus tontos razonamientos y dejó que hicieran cosas que jamás deberían hacerse.


Derrama tu ira sobre las naciones que se niegan a reconocerte, sobre los reinos que no invocan tu nombre.


Me hablarán de gente rica y malvada, cuyas casas desaparecieron a causa de sus pecados;


Sin embargo, le dicen a Dios: “Vete, no queremos nada de ti ni de tus caminos.


»Y tú, Salomón, hijo mío, aprende a conocer íntimamente al Dios de tus antepasados. Adóralo y sírvelo de todo corazón y con una mente dispuesta. Pues el Señor ve cada corazón y conoce todo plan y pensamiento. Si lo buscas, lo encontrarás; pero si te apartas de él, te rechazará para siempre.


Ahora bien, los hijos de Elí eran unos sinvergüenzas que no le tenían respeto al Señor


—¿Ah sí? —replicó el faraón—. ¿Y quién es ese Señor? ¿Por qué tendría que escucharlo y dejar ir a Israel? Yo no conozco a ese tal Señor y no dejaré que Israel se vaya.


Se les arrancan las cuerdas, se derrumba la carpa y mueren en ignorancia.


Esa es la recompensa que Dios da a los malvados; es la herencia decretada por Dios».


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