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Jeremías 7:10 - Biblia Nueva Traducción Viviente

10 y luego venir y presentarse delante de mí en mi templo a repetir: ‘¡Estamos a salvo!’, solo para irse a cometer nuevamente todas las mismas maldades?

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Biblia Reina Valera 1960

10 ¿vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis: Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Y luego vienen a presentarse ante mí, en este Templo que lleva mi Nombre, y dicen: '¡Aquí estaremos seguros después de cometer tantas maldades!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 ¿vendréis y os pondréis ante mí en esta Casa, sobre la cual es invocado mi Nombre, y diréis: Somos libres (para seguir haciendo tales abominaciones)?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 y luego venís y estáis delante de mí en este templo sobre el cual se invoca mi nombre y decís: '¡Estamos salvados!', para seguir luego cometiendo todas esas abominaciones!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 ¿Y vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa que es llamada por mi nombre, y diréis: Somos libres para hacer todas estas abominaciones?

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Jeremías 7:10
31 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Levantaron sus ídolos abominables justo en mi propio templo, y así lo profanaron.


¡El mismo día que ofrecieron a sus hijos en sacrificio a ídolos, se atrevieron a venir a mi templo para adorar! Entraron y contaminaron mi casa.


Ellas han cometido adulterio y homicidio: adulterio al rendir culto a ídolos y homicidio al quemar en sacrificio a los hijos que me habían dado.


Hace poco ustedes se arrepintieron e hicieron lo que es correcto obedeciendo mi palabra. Liberaron a sus esclavos e hicieron un pacto solemne conmigo en el templo que lleva mi nombre.


»La gente de Judá ha pecado ante mis propios ojos —dice el Señor—. Han puesto sus ídolos abominables precisamente en el templo que lleva mi nombre, y así lo han profanado.


Entonces, tal como destruí a Silo, ahora también destruiré a este templo que lleva mi nombre, este templo al que acuden en busca de ayuda, este lugar que les di a ustedes y a sus antepasados.


¿No reconocen ustedes mismos que este templo, que lleva mi nombre, se ha convertido en una cueva de ladrones? Les aseguro que veo todo el mal que ocurre allí. ¡Yo, el Señor, he hablado!


El juicio de Jesús ante Caifás terminó cerca del amanecer. De allí lo llevaron a la residencia oficial del gobernador romano. Sus acusadores no entraron porque, de haberlo hecho, se habrían contaminado y no hubieran podido celebrar la Pascua.


»No les digo estas cosas a todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es para que se cumpla la Escritura que dice: “El que come de mi comida se ha puesto en mi contra” .


»¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues le cierran la puerta del reino del cielo en la cara a la gente. Ustedes no entrarán ni tampoco dejan que los demás entren.


Te tratarán con odio, te robarán todo lo que tienes y te dejarán completamente desnuda. Tu vergonzosa prostitución quedará a la vista de todo el mundo.


»”En cuanto a ti, pueblo de Israel, esto dice el Señor Soberano: adelante, rinde culto a tus ídolos, pero tarde o temprano me obedecerás y dejarás de deshonrar mi santo nombre al rendir culto a ídolos.


aunque te llamas a ti misma la ciudad santa y dices que confías en el Dios de Israel, cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales.


Incluso Manasés tomó un ídolo que había tallado y lo colocó en el templo de Dios, en el mismo lugar donde Dios les había dicho a David y a su hijo Salomón: «Mi nombre será honrado para siempre en este templo y en Jerusalén, la ciudad que he escogido entre todas las tribus de Israel.


Construyó altares paganos dentro del templo del Señor, el lugar sobre el cual el Señor había dicho: «Mi nombre permanecerá en Jerusalén para siempre».


Construyó altares paganos dentro del templo del Señor, el lugar sobre el cual el Señor había dicho: «Mi nombre permanecerá en Jerusalén para siempre».


Entonces ellos se acercan fingiendo sinceridad y se sientan delante de ti. Escuchan tus palabras, pero no tienen ninguna intención de hacer lo que tú les dices. Tienen la boca llena de palabras sensuales y en su corazón solo buscan dinero.


El Señor detesta el sacrificio de los perversos, pero se deleita con las oraciones de los íntegros.


¿Acaso han olvidado los pecados de sus antepasados, los pecados de los reyes y las reinas de Judá, y los pecados que ustedes y sus esposas cometieron en Judá y en Jerusalén?


Por lo tanto, diles a esas personas: “Esto dice el Señor Soberano: ‘Ustedes comen carne con sangre, rinden culto a ídolos y asesinan a los inocentes. ¿De veras piensan que la tierra debería ser suya?


»Oh Dios mío, inclínate y escúchame. Abre tus ojos y mira nuestra desesperación. Mira cómo tu ciudad —la ciudad que lleva tu nombre— está en ruinas. Esto rogamos, no porque merezcamos tu ayuda, sino debido a tu misericordia.


Los sacerdotes forman bandas de asaltantes que esperan para emboscar a sus víctimas. Asesinan a los viajeros en el camino a Siquem y cometen toda clase de pecados.


Presenten su pan hecho con levadura como una ofrenda de gratitud. ¡Luego entreguen sus ofrendas voluntarias para poder jactarse de ello en todas partes! Este es el tipo de cosas que a ustedes, israelitas, les encanta hacer», dice el Señor Soberano.


Pues ellos suben a las azoteas y se postran ante el sol, la luna y las estrellas. Dicen seguir al Señor, pero al mismo tiempo rinden culto a Moloc.


De ahora en adelante llamaremos bendito al arrogante. Pues los que hacen maldad se enriquecen y los que desafían a Dios a que los castigue no sufren ningún daño”».


El Señor le dijo: «He oído tu oración y lo que me pediste. He apartado este templo para que sea santo, este lugar que has construido, donde mi nombre será honrado para siempre. Lo vigilaré sin cesar, porque es muy preciado a mi corazón.


»Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, te eliminaré por completo. No te tendré ninguna lástima porque has contaminado mi templo con tus imágenes repugnantes y tus pecados detestables.


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