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Jeremías 51:64 - Biblia Nueva Traducción Viviente

64 Luego di: “De la misma manera Babilonia y su pueblo se hundirán para no levantarse jamás a causa de los desastres que traeré sobre ella”». Aquí terminan los mensajes de Jeremías.

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Biblia Reina Valera 1960

64 y dirás: Así se hundirá Babilonia, y no se levantará del mal que yo traigo sobre ella; y serán rendidos. Hasta aquí son las palabras de Jeremías.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

64 diciendo: 'Así se hundirá Babilonia y nunca se levantará de la ruina que yo traigo sobre ella. Hasta aquí, nada más, las palabras de Jeremías.

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La Biblia Textual 3a Edicion

64 diciendo: ¡Así se hundirá Babilonia y no se levantará, por las desgracias que Yo envío contra ella para que sean abatidos! Aquí terminan las palabras de Jeremías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

64 diciendo: 'Así se hundirá Babilonia, y no se levantará de la desgracia que voy a enviar sobre ella''. Aquí acaban las palabras de Jeremías.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

64 Y dirás: Así se hundirá Babilonia, y no se levantará del mal que yo traigo sobre ella; y serán rendidos. Hasta aquí son las palabras de Jeremías.

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Jeremías 51:64
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Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: «Las gruesas murallas de Babilonia serán arrasadas y sus inmensas puertas serán quemadas. ¡Los constructores de muchos países han trabajado en vano porque su obra será destruida por fuego!».


entonces que en esa tierra crezcan cardos en lugar de trigo, y malezas en lugar de cebada». Aquí terminan las palabras de Job.


Luego un ángel poderoso levantó una roca inmensa del tamaño de una gran piedra de molino, la lanzó al mar y gritó: «Así es como la gran ciudad de Babilonia será derribada con violencia y nunca más se encontrará.


(Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Isaí).


Dio un fuerte grito: «¡Ha caído Babilonia, cayó esa gran ciudad! Se ha convertido en una casa para los demonios. Es una guarida para todo espíritu inmundo, un nido para todo buitre repugnante y una cueva para todo animal sucio y espantoso.


Luego otro ángel lo siguió por el cielo mientras gritaba: «Babilonia ha caído —cayó esa gran ciudad— porque hizo que todas las naciones del mundo bebieran el vino de su apasionada inmoralidad».


¿No ha prometido el Señor de los Ejércitos Celestiales que las riquezas de las naciones se convertirán en cenizas? ¡Se esfuerzan mucho, pero todo es en vano!


El mar ha subido sobre Babilonia; está cubierta por las violentas olas.


Entonces el Señor me dijo: «Ahora diles: “Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ‘Beban de la copa de mi enojo. Emborráchense y vomiten; caigan para nunca más levantarse, porque envío guerras terribles contra ustedes’”.


Él quiebra el orgullo de los príncipes, y los reyes de la tierra le temen.


Tanto consejo recibido te ha cansado. ¿Dónde están tus astrólogos, esos que miran a las estrellas y hacen predicciones todos los meses? Que den la cara y te salven de lo que te depara el futuro.


Todos se engañan y se estafan entre sí; ninguno dice la verdad. Con la lengua, entrenada a fuerza de práctica, dicen mentiras; pecan hasta el cansancio.


Todos los que te conocían se horrorizaron por tu destino. Has llegado a un final terrible, y dejarás de existir”».


«Toma el calzoncillo que tienes puesto y vete al río Éufrates. Allí escóndelo en un agujero entre las rocas».


»Jeremías, rompe en pedazos a la vista de estos hombres la vasija que trajiste.


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