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Jeremías 51:51 - Biblia Nueva Traducción Viviente

51 «Estamos avergonzados —dicen los del pueblo—. Estamos ofendidos y en desgracia porque extranjeros profanaron el templo del Señor».

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Biblia Reina Valera 1960

51 Estamos avergonzados, porque oímos la afrenta; la confusión cubrió nuestros rostros, porque vinieron extranjeros contra los santuarios de la casa de Jehová.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

51 Estábamos indignados al oír tantos insultos y nos tapábamos la cara de vergüenza al saber que extranjeros habían entrado en los lugares santos de la Casa de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

51 Estamos avergonzados, hemos oído el reproche. La confusión cubre nuestros rostros, porque los extranjeros han entrado en el Santuario de la Casa de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

51 Estamos avergonzados, porque hemos oído el ultraje, la ignominia ha cubierto nuestros rostros, porque entraron extranjeros en los santos lugares del templo de Yahveh.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

51 Estamos avergonzados, porque oímos la afrenta: confusión cubrió nuestros rostros, porque vinieron extranjeros contra los santuarios de la casa de Jehová.

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Jeremías 51:51
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El enemigo la saqueó por completo y se llevó todo lo valioso que poseía. Vio a los extranjeros profanar su templo sagrado, el lugar al que el Señor les había prohibido entrar.


Nuestros vecinos se mofan de nosotros; somos objeto de desprecio y desdén de quienes nos rodean.


Entonces mis enemigos verán que el Señor está de mi lado. Serán avergonzados los que se mofaban de mí diciendo: «Entonces, ¿dónde está el Señor, ese Dios tuyo?». Con mis propios ojos veré su ruina; como lodo en las calles serán pisoteados.


»Su ejército se apoderará de la fortaleza del templo, contaminará el santuario, pondrá fin a los sacrificios diarios y colocará el objeto sacrílego que causa profanación.


Les daré abundantes cosechas de sus árboles frutales y sus campos, y nunca más las naciones vecinas podrán burlarse de su tierra a causa de las hambrunas.


quien me dijo que se lo transmitiera a los israelitas. Esto dice el Señor Soberano: “Contaminaré mi templo, que es fuente de seguridad y orgullo para ustedes, el lugar en el que se deleita su corazón. Los hijos y las hijas que dejaron en Judá serán masacrados a espada.


«¡Contaminen el templo! —mandó el Señor—. Llenen los atrios con cadáveres. ¡Vayan!». Entonces ellos salieron y comenzaron la masacre por toda la ciudad.


Se vestirán de tela áspera; el horror y la vergüenza los cubrirán. Se afeitarán la cabeza en señal de dolor y remordimiento.


Señor, recuerda lo que nos ha sucedido. ¡Mira cómo hemos sido deshonrados!


«¡Oh Señor, piensa en esto! ¿Debieras tratar a tu propio pueblo de semejante manera? ¿Habrán de comerse las madres a sus propios hijos, a quienes mecieron en sus rodillas? ¿Habrán de ser asesinados los sacerdotes y los profetas dentro del templo del Señor?


Quemó por completo el templo del Señor, el palacio real y todas las casas de Jerusalén. Destruyó todos los edificios importantes de la ciudad.


Me aparté de Dios, pero después tuve remordimiento. ¡Me di golpes por haber sido tan estúpido! Estaba profundamente avergonzado por todo lo que hice en los días de mi juventud”.


Los nobles envían a sus sirvientes a buscar agua, pero los pozos están secos. Confundidos y desesperados, los siervos regresan con sus cántaros vacíos, y con sus cabezas cubiertas en señal de dolor.


Que mis acusadores se vistan de vergüenza; que la humillación los cubra como un manto.


Oh Señor, multiplica siete veces tu venganza contra nuestros vecinos por la burla que han lanzado contra ti.


Oh Dios, naciones paganas conquistaron tu tierra, tu posesión más preciada. Profanaron tu santo templo y convirtieron a Jerusalén en un montón de ruinas.


Trae deshonra y destrucción a los que me acusan; humilla y avergüenza a los que quieren hacerme daño.


Los altares paganos de sus antepasados quedarán en ruinas y los santuarios de Israel serán destruidos; acabaré de forma repentina con la dinastía del rey Jeroboam.


¡Tú respetas solo las leyes del malvado rey Omri; sigues solo el ejemplo del perverso rey Acab! Por lo tanto, haré de ti un ejemplo, llevándote a la ruina. Serás tratado con desprecio, ridiculizado por todos los que te vean».


Oh Señor, ¿hasta cuándo seguirá esto? ¿Te esconderás para siempre? ¿Hasta cuándo arderá tu ira como el fuego?


Isaías, hijo de Amoz, recibió el siguiente mensaje acerca de la destrucción de Babilonia:


Pero el Señor tendrá misericordia de los descendientes de Jacob y una vez más elegirá a Israel como su pueblo especial. Lo hará regresar para que se establezca otra vez en su propia tierra. Y gente de varias naciones vendrá para encontrarse con ellos y unirse al pueblo de Israel.


Este es el mensaje que recibí acerca de Babilonia, el desierto junto al mar: Desde el desierto se acerca el desastre y te caerá encima, como un remolino que entra arrasando desde el Neguev.


»Desciende, hija virgen de Babilonia, y siéntate en el polvo porque han terminado tus días de estar sentada en el trono. Oh hija de Babilonia, nunca volverás a ser la encantadora princesa, tierna y delicada.


Se la di a los reyes de los países del norte, lejanos y cercanos, uno tras otro, es decir, a todos los reinos del mundo. Finalmente, el mismo rey de Babilonia bebió de la copa del enojo del Señor.


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