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Jeremías 51:35 - Biblia Nueva Traducción Viviente

35 Hagan que Babilonia sufra como nos hizo sufrir a nosotros —dice la gente de Sion—. Hagan que el pueblo de Babilonia pague por derramar nuestra sangre», dice Jerusalén.

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Biblia Reina Valera 1960

35 Sobre Babilonia caiga la violencia hecha a mí y a mi carne, dirá la moradora de Sion; y mi sangre caiga sobre los moradores de Caldea, dirá Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 ¡Caigan sobre Babilonia mi humillación y mis sufrimientos, y mi sangre sobre los habitantes de Caldea!, dice Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 ¡Que mi carne pisoteada caiga sobre Babilonia!, Dirá la población de Sión. ¡Que mi sangre derramada° caiga sobre los caldeos! Dirá Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 ¡Caiga sobre Babel la violencia que hizo en mi carne!, dice la población de Sión. ¡Recaiga mi sangre sobre los habitantes de Caldea!, dice Jerusalén.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

35 Sobre Babilonia caiga la violencia hecha a mí y a mi carne, dirá la moradora de Sión; y mi sangre sobre los moradores de Caldea, dirá Jerusalén.

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Jeremías 51:35
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¡Oh cielo, alégrate del destino de ella, y también ustedes pueblo de Dios, apóstoles y profetas! Pues al fin Dios la ha juzgado por amor a ustedes.


»Manden llamar a los arqueros para que vengan a Babilonia. Rodeen la ciudad para que nadie escape. Háganle lo mismo que ella les hizo a otros, porque desafió al Señor, el Santo de Israel.


Háganle a ella lo que ella les ha hecho a otros. Denle doble castigo por todas sus maldades. Ella preparó una copa de terror para otros, así que preparen el doble para ella.


Como derramaron la sangre de tu pueblo santo y de tus profetas, tú les has dado a beber sangre. Es su justa recompensa».


Ellos clamaban al Señor y decían: «Oh Señor Soberano, santo y verdadero, ¿cuánto tiempo hasta que juzgues a la gente de este mundo y tomes venganza de nuestra sangre por lo que nos han hecho?».


No habrá compasión para quienes no hayan tenido compasión de otros, pero si ustedes han sido compasivos, Dios será misericordioso con ustedes cuando los juzgue.


Pues serán tratados de la misma forma en que traten a los demás. El criterio que usen para juzgar a otros es el criterio con el que se les juzgará a ustedes.


Sin embargo, estoy muy enojado con las otras naciones que ahora disfrutan de paz y seguridad. Solo me enojé un poco con mi pueblo, pero las naciones le causaron mucho más daño del que me proponía.


El Señor responde: «He visto violencia contra los indefensos y he oído el gemir de los pobres. Ahora me levantaré para rescatarlos como ellos anhelaron que hiciera».


Pues el vengador de los que son asesinados cuida de los indefensos; no pasa por alto el clamor de los que sufren.


Dios estaba castigando a Abimelec por haber asesinado a los setenta hijos de Gedeón, y a los ciudadanos de Siquem por apoyarlo en esa traición de asesinar a sus hermanos.


Pero si no han actuado de buena fe, ¡que salga fuego de Abimelec y consuma a los ciudadanos prominentes de Siquem y de Bet-milo, y que salga fuego de los ciudadanos de Siquem y de Bet-milo y consuma a Abimelec!».


Entonces Sarai le dijo a Abram: —¡Todo esto es culpa tuya! Puse a mi sierva en tus brazos pero, ahora que está embarazada, me trata con desprecio. El Señor mostrará quién está equivocado, ¡tú o yo!


Babilonia será saqueada hasta que los agresores se sacien con el botín. ¡Yo, el Señor, he hablado!


Derribaste los bosques del Líbano. Ahora serás derribado. Destruiste los animales salvajes; ¡ahora el terror de ellos será el tuyo! Cometiste asesinatos por toda la tierra y llenaste los pueblos de violencia.


»Le daré a Babilonia y a sus habitantes el pago que se merecen por todo el mal que le hizo a mi pueblo en Jerusalén», dice el Señor.


»Señor, mira todas sus maldades. Castígalos como me castigaste a mí por todos mis pecados. Son muchos mis gemidos y tengo el corazón enfermo de angustia».


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