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Jeremías 49:3 - Biblia Nueva Traducción Viviente

3 «Clama, oh Hesbón, porque la ciudad de Hai quedó destruida. ¡Lloren, oh habitantes de Rabá! Pónganse ropa de luto. Lloren y giman, escondidos detrás de los arbustos, porque su dios Moloc será llevado a tierras lejanas junto con sus sacerdotes y funcionarios.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Lamenta, oh Hesbón, porque destruida es Hai; clamad, hijas de Rabá, vestíos de cilicio, endechad, y rodead los vallados, porque Milcom fue llevado en cautiverio, sus sacerdotes y sus príncipes juntamente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 ¡Quéjate, Jesbón, porque Ar ha sido destruida. Griten, hijas de Rabbá! ¡Vístanse con sacos, lloren, anden llenas de cortaduras en el cuerpo! Pues Melcom parte al destierro, junto con sus sacerdotes y príncipes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 ¡Grita de dolor, oh Hesbón, Porque Hai está siendo destruida! ¡Llorad, hijas de Rabá, vestíos de cilicio! Lamentaos y corred de un lado a otro entre los vallados, Porque Milcom irá en cautiverio, Con sus sacerdotes y príncipes juntamente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Gime, Jesbón, porque Ay ha sido ya devastada; gritad, hijas de Rabá, ceñíos los sayales, plañid, vagad cubiertas de incisiones, porque Milcón marcha al destierro con sus sacerdotes y sus príncipes.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Aúlla, oh Hesbón, porque destruida es Hai; clamad, hijas de Rabá, vestíos de cilicio, endechad, y rodead por los vallados, porque el rey de ellos fue en cautiverio, sus sacerdotes y sus príncipes juntamente.

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Jeremías 49:3
28 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Puesto que ustedes confiaron en sus riquezas y habilidades, serán tomados cautivos. ¡Su dios Quemos, con sus sacerdotes y funcionarios, serán llevados a tierras distantes!


La gente se rapa la cabeza y se afeita la barba en señal de luto. Se hacen cortaduras en las manos y se ponen ropa de tela áspera.


Tu pueblo irá al templo de Dibón para lamentarse. Ellos irán a sus santuarios sagrados para llorar. Gemirán por la suerte de Nebo y de Medeba, y en su angustia se raparán la cabeza y se cortarán la barba.


El Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, dice: «Castigaré a Amón, el dios de Tebas y a todos los demás dioses de Egipto. Castigaré a sus gobernantes y al faraón también, y a todos los que confían en él.


Así que póngase ropa de luto y lloren con el corazón destrozado, porque la ira feroz del Señor todavía está sobre nosotros.


El rey también profanó los santuarios paganos que estaban al oriente de Jerusalén y al sur del monte de la Corrupción, donde el rey Salomón de Israel había construido santuarios para Astoret, la diosa detestable de los sidonios; para Quemos, el dios detestable de los moabitas; y para Moloc, el repugnante dios de los amonitas.


Pues Salomón se ha apartado de mí y rindió culto a Astoret, diosa de los sidonios; a Quemos, dios de Moab; y a Moloc, dios de los amonitas. Salomón no ha seguido mis caminos ni ha hecho lo que me agrada. Tampoco ha obedecido mis decretos y ordenanzas como lo hizo su padre David.


Salomón rindió culto a Astoret, la diosa de los sidonios, y a Moloc, el detestable dios de los amonitas.


Presten atención, ustedes los ricos: lloren y giman con angustia por todas las calamidades que les esperan.


Pues ellos suben a las azoteas y se postran ante el sol, la luna y las estrellas. Dicen seguir al Señor, pero al mismo tiempo rinden culto a Moloc.


Y su rey y sus príncipes irán juntos al destierro», dice el Señor.


Pero repentinamente, cayó también Babilonia. Lloren por ella. Denle medicina; quizá todavía pueda sanarse.


Este es el mensaje que se dio sobre los amonitas. Esto dice el Señor: «¿No hay descendientes de Israel para que hereden la tierra de Gad? ¿Por qué ustedes, adoradores de Moloc, habitan en sus ciudades?


»Y la contestación que reciben es: “¡Moab queda en ruinas, deshonrada; lloren y giman! Anúncienlo en las orillas del río Arnón: ¡Moab ha sido destruida!”.


Ya nunca más nadie se jactará de Moab, porque en Hesbón hay un complot para destruirla. “Vengan —dicen—, haremos que nunca más sea una nación”. La ciudad de Madmena también será silenciada; la espada te seguirá allí.


Oh, pueblo mío, vístete de tela áspera y siéntate entre las cenizas. Laméntate y llora amargamente, como el que pierde a un hijo único. ¡Pues los ejércitos destructores caerán de sorpresa sobre ti!


¡Avisen ahora a Tarsis! ¡Giman, ustedes que viven en tierras lejanas!


Este es el mensaje que recibí acerca de Tiro: ¡Giman ustedes, barcos mercantes de Tarsis, porque quedaron destruidos el puerto y las casas de Tiro! Los rumores que oyeron en Chipre son ciertos.


Toda la tierra de Moab llora; sí, todos se lamentan en Moab por los pasteles de pasas de Kir-hareset. Ya no queda ninguno.


¡Giman en las puertas! ¡Lloren en las ciudades! ¡Paralícense de miedo, filisteos! Un poderoso ejército viene como humo desde el norte; cada soldado avanza con prisa, ansioso por pelear.


Griten de terror, porque ha llegado el día del Señor, el momento para que el Todopoderoso destruya.


Luego Josué incendió la ciudad de Hai, la cual se convirtió en un montón de ruinas y aún sigue desolada hasta el día de hoy.


Josué envió a algunos de sus hombres desde Jericó para que espiaran la ciudad de Hai, que está al oriente de Betel, cerca de Bet-avén.


Entonces el Señor le dijo a Josué: «No tengas miedo ni te desanimes. Toma a todos tus hombres de guerra y ataca la ciudad de Hai, porque te he entregado al rey de Hai, a su pueblo, su ciudad y su tierra.


En la primavera, cuando los reyes suelen salir a la guerra, David envió a Joab y al ejército israelita para pelear contra los amonitas. Destruyeron al ejército amonita y sitiaron la ciudad de Rabá. Sin embargo, David se quedó en Jerusalén.


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