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Jeremías 48:26 - Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Dejen que se tambalee y caiga como un borracho, porque se ha rebelado contra el Señor. Moab se revolcará en su propio vómito y será ridiculizada por todos.

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Biblia Reina Valera 1960

26 Embriagadle, porque contra Jehová se engrandeció; y revuélquese Moab sobre su vómito, y sea también él por motivo de escarnio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Emborráchenlo, pues se alzó contra Yavé. ¡Que Moab se revuelque en sus vómitos y quede en ridículo!

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Embriagadlo;° quiso engrandecerse contra YHVH: ¡Revuélquese Moab en su propio vómito, y también él conviértase en objeto de burla!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Embriagadlo, porque contra Yahveh se engrandeció, para que Moab se revuelque en su vómito, y para que también él sea la irrisión.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

26 Embriagadlo, porque contra Jehová se engrandeció; y revuélquese Moab sobre su vómito, y sea también él por escarnio.

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Jeremías 48:26
37 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y mientras estén sonrojados por el vino, les prepararé otra clase de banquete. Los haré beber hasta que se duerman y nunca se despertarán —dice el Señor—.


Moab ya no será más una nación porque se jactó ante el Señor.


¿Estás asombrado y escéptico? ¿No lo crees? Entonces adelante, sé ciego. Eres necio, pero no por culpa del vino; te tambaleas, ¡pero no por causa del licor!


El Señor envió sobre ellos un espíritu de necedad, para que todas sus sugerencias sean equivocadas. Ellos hacen que Egipto se tambalee como un borracho en su vómito.


Todo lo contrario, usted desafió con soberbia al Señor del cielo y mandó traer ante usted estas copas que pertenecían al templo. Usted, sus nobles, sus esposas y sus concubinas estuvieron bebiendo vino en estas copas mientras rendían culto a dioses de plata, oro, bronce, hierro, madera y piedra, dioses que no pueden ver ni oír, ni saben absolutamente nada. ¡Pero usted no honró al Dios que le da el aliento de vida y controla su destino!


¿Te estás alegrando en la tierra de Uz, oh pueblo de Edom? Tú también beberás de la copa del enojo del Señor; tú también serás desnudada en tu borrachera.


Babilonia ha sido como copa de oro en las manos del Señor, copa que hizo emborrachar a todo el mundo. Las naciones bebieron del vino de Babilonia y se enloquecieron.


¡Cómo quedó hecha añicos! ¡Escuchen los lamentos! ¡Miren la vergüenza de Moab! Se ha vuelto objeto de burla, ejemplo de ruina para todos sus vecinos».


—¿Ah sí? —replicó el faraón—. ¿Y quién es ese Señor? ¿Por qué tendría que escucharlo y dejar ir a Israel? Yo no conozco a ese tal Señor y no dejaré que Israel se vaya.


La gran ciudad de Babilonia se partió en tres secciones, y las ciudades de muchas naciones cayeron y quedaron reducidas a escombros. Así que Dios se acordó de todos los pecados de Babilonia, y la hizo beber de la copa que estaba llena del vino del furor de su ira.


Se exaltará a sí mismo y se opondrá a todo lo que la gente llame «dios» y a cada objeto de culto. Incluso se sentará en el templo de Dios y afirmará que él mismo es Dios.


Sin embargo, pronto te llegará el turno de ser deshonrado. ¡Ven, bebe y demuestra tu desnudez! Bebe de la copa del juicio del Señor y toda tu gloria se convertirá en vergüenza.


Y tú, Nínive, también te tambalearás como un borracho; te esconderás por temor al ataque del enemigo.


»El rey hará lo que le venga en gana, se exaltará a sí mismo y afirmará ser más grande que todos los dioses, incluso blasfemará contra el Dios de dioses. El éxito lo acompañará, pero solo hasta que se cumpla el tiempo de la ira, pues lo que se ha establecido, sin lugar a dudas, ocurrirá.


Él me llenó de amargura y me dio a beber una copa amarga de dolor.


»Otros oyeron mis lamentos, pero nadie se volvió para consolarme. Cuando mis enemigos se enteraron de mis tribulaciones, se pusieron felices al ver lo que habías hecho. Oh, manda el día que prometiste, cuando ellos sufrirán como he sufrido yo.


Haré que sus autoridades y hombres sabios se emborrachen, junto con sus capitanes, oficiales y guerreros. ¡Caerán dormidos y nunca más se despertarán!», dice el Rey, cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales.


Aplasté a las naciones en mi enojo, las hice tambalear y caer al suelo, y derramé su sangre sobre la tierra».


¡Despierta, oh Jerusalén, despierta! Has bebido la copa de la furia del Señor. Has bebido la copa del terror; la has vaciado hasta la última gota.


Ahora bien, ¿puede jactarse el hacha de tener un poder mayor que la persona que la usa? ¿Es la sierra mayor que la persona que corta? ¿Puede golpear una vara a menos que la mueva una mano? ¿Puede caminar solo un bastón de madera?


Pues el Señor sostiene una copa en la mano, llena de vino espumoso mezclado con especias. Él derrama el vino en señal de juicio, y todos los malvados lo beberán hasta la última gota.


Has sido muy estricto con nosotros; nos hiciste beber de un vino que nos dejó tambaleantes.


Pero tú Señor, te ríes de ellos; te burlas de las naciones hostiles.


Pero el que gobierna en el cielo se ríe; el Señor se burla de ellos.


Dios es tan sabio y tan poderoso. ¿Quién lo ha desafiado alguna vez con éxito?


Pero todavía actúas como señor y dueño de mi pueblo, te niegas a dejarlo salir.


Sus mesas están cubiertas de vómito; hay inmundicia por todas partes.


Su poder llegó hasta los cielos, donde atacó al ejército de los cielos y arrojó a la tierra a algunos de los seres celestiales y a algunas de las estrellas y los pisoteó.


Pues amenazan a Dios con el puño, desafiando al Todopoderoso.


»Manden llamar a los arqueros para que vengan a Babilonia. Rodeen la ciudad para que nadie escape. Háganle lo mismo que ella les hizo a otros, porque desafió al Señor, el Santo de Israel.


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