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Jeremías 46:10 - Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Pues este es el día del Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, día para vengarse de sus enemigos. La espada devorará hasta quedar satisfecha, ¡sí, hasta que se emborrache de la sangre de ustedes! El Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, recibirá hoy un sacrificio en la tierra del norte, junto al río Éufrates.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Mas ese día será para Jehová Dios de los ejércitos día de retribución, para vengarse de sus enemigos; y la espada devorará y se saciará, y se embriagará de la sangre de ellos; porque sacrificio será para Jehová Dios de los ejércitos, en tierra del norte junto al río Éufrates.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Ese día será para el Señor Yavé un día de venganza, para vengarse de sus enemigos: Su espada los va a devorar hasta quedar satisfecha, y se embriagará con su sangre. Sí, el Señor, Yavé de los Ejércitos, celebra un sacrificio de centenares de víctimas, en el norte, a orillas del río Eufrates.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Ese día es para Adonay YHVH Sebaot, Su día de retribución, Para vengarse de sus enemigos. La espada devora, se embriaga de sangre, y se sacia: Adonay YHVH Sebaot tiene un gran sacrificio junto al Éufrates, En la tierra del norte.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Aquel día es para el Señor Yahveh Sebaot día de venganza para vengarse de sus enemigos. La espada se cebará, se saciará, se embriagará de su sangre, pues celebra un sacrificio el Señor Yahveh Sebaot en tierra del norte, junto al río Éufrates.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Porque este es el día del Señor Jehová de los ejércitos, día de venganza, para vengarse de sus enemigos; y la espada devorará y se saciará, y se embriagará de la sangre de ellos; porque matanza será para el Señor Jehová de los ejércitos, en la tierra del norte, junto al río Éufrates.

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Jeremías 46:10
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Haré que mis flechas se emborrachen de sangre, y mi espada devorará carne: la sangre de los masacrados y cautivos, y las cabezas de los jefes enemigos’”.


El día del Señor está cerca, el día cuando la destrucción viene de parte del Todopoderoso. ¡Qué terrible será aquel día!


En el cuarto año del reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, se dio este mensaje con relación a Egipto. Fue en ocasión de la batalla de Carquemis cuando Nabucodonosor de Babilonia venció al faraón Necao, rey de Egipto y a su ejército, junto al río Éufrates.


El corredor más veloz no puede huir; los guerreros más poderosos no pueden escapar. En el norte, junto al río Éufrates, tropiezan y caen.


Pues serán días de la venganza de Dios, y las palabras proféticas de las Escrituras se cumplirán.


¡Toquen las trompetas en Jerusalén! ¡Den la alarma en mi monte santo! Que todos tiemblen de miedo porque está cerca el día del Señor.


¡Huyan de Babilonia! ¡Sálvense a sí mismos! ¡No queden atrapados en su castigo! Es el tiempo de la venganza del Señor; él le dará su merecido.


Lancen gritos de guerra contra Babilonia desde todas partes. ¡Miren! ¡Se rinde! Sus murallas han caído. Es la venganza del Señor, así que vénguense también ustedes. ¡Háganle lo mismo que ella les hizo a otros!


Ha llegado la hora de cobrar venganza por mi pueblo, de rescatar a mi pueblo de sus opresores.


Griten de terror, porque ha llegado el día del Señor, el momento para que el Todopoderoso destruya.


A partir de entonces, el rey de Egipto no se atrevió a salir más de su país, porque el rey de Babilonia conquistó toda la región que anteriormente pertenecía a Egipto, desde el arroyo de Egipto hasta el río Éufrates.


Él me ha enviado para anunciar a los que se lamentan que ha llegado el tiempo del favor del Señor junto con el día de la ira de Dios contra sus enemigos.


»¿Por qué el Todopoderoso no trae a juicio a los malvados? ¿Por qué los justos deben esperarlo en vano?


«Los asirios serán destruidos, pero no por las espadas de los hombres. La espada de Dios los golpeará; se dejarán llevar por el pánico y huirán. Los fuertes jóvenes asirios serán llevados cautivos.


Se pueden ver ejércitos destructores en todas las cumbres desiertas de las colinas. La espada del Señor devora a la gente de un extremo al otro de la nación. ¡Nadie escapará!


«¡Grítenlo en Egipto! ¡Publíquenlo en las ciudades de Migdol, Menfis y Tafnes! Movilícense para la batalla, porque la espada devorará a todos los que están a su alrededor.


Por lo tanto, esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: «Ahora, castigaré al rey de Babilonia y a su tierra de la misma manera que castigué al rey de Asiria.


»Ahora, hijo de hombre, profetiza sobre los amonitas y sus burlas. Dales el siguiente mensaje de parte del Señor Soberano: »“Una espada, una espada se desenvainó para tu masacre. Está pulida para destruir, ¡y destella como un rayo!


El carro con caballos negros va al norte, el carro con caballos blancos va al occidente y el carro con caballos tordos va al sur.


Pues el Señor de los Ejércitos Celestiales tiene asignado un día de juicio. Él castigará al orgulloso y al poderoso y derribará todo lo que esté enaltecido.


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