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Jeremías 34:5 - Biblia Nueva Traducción Viviente

5 sino que morirás en paz. La gente quemará incienso en tu memoria de la misma manera que lo hizo con tus antepasados, los reyes que te precedieron. Se lamentarán por ti llorando: “¡Ay, nuestro amo ha muerto!”. Esto es lo que he decretado, dice el Señor’”».

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Biblia Reina Valera 1960

5 En paz morirás, y así como quemaron especias por tus padres, los reyes primeros que fueron antes de ti, las quemarán por ti, y te endecharán, diciendo, ¡Ay, señor! Porque yo he hablado la palabra, dice Jehová.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Y así como se quemaron perfumes para tus antepasados, los reyes que gobernaron antes que tú, así también se quemarán en tu honor y se recitará por ti la lamentación '¡Ay, Señor!', pues soy yo quien lo afirma, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 En paz morirás, y así como quemaron especias por tus padres, los reyes que fueron antes de ti, las quemarán por ti, y te endecharán y dirán: ¡Ay, señor! Lo he dicho Yo, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 morirás en paz. Y, como se quemaron perfumes por tus padres, los reyes anteriores que te precedieron, así se quemarán por ti. Y entonarán por ti la lamentación: ¡Ay, Señor! Porque lo digo yo' -oráculo de Yahveh-.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 en paz morirás, y como quemaron especias por tus padres, los reyes primeros que fueron antes de ti, así las quemarán por ti, y te endecharán, diciendo: ¡Ay, señor! Porque yo he hablado la palabra, dice Jehová.

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Jeremías 34:5
10 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Por lo tanto, esto dice el Señor acerca de Joacim, hijo del rey Josías: «El pueblo no llorará por él, lamentándose entre sí: “¡Ay, mi hermano! ¡Ay, mi hermana!”. Sus súbditos no llorarán por él, lamentando: “¡Ay, nuestro amo ha muerto! ¡Ay, su esplendor se ha ido!”.


Lo enterraron en la tumba que había tallado para sí en la Ciudad de David. Fue puesto sobre una cama perfumada con especias dulces y ungüentos aromáticos, y la gente encendió una enorme hoguera funeraria en su honor.


Entonces el rey Nabucodonosor se postró ante Daniel y le rindió culto, y mandó al pueblo que ofreciera sacrificios y quemara incienso dulce frente a Daniel.


¡No! Porque tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, el rey de Israel morirá en Babilonia: el territorio del rey que lo puso en el trono y con quien hizo un tratado que despreció y no cumplió.


Nuestro rey —el ungido del Señor, la vida misma de nuestra nación— quedó atrapado en sus lazos. ¡Pensábamos que su sombra nos protegería contra cualquier nación de la tierra!


Por eso, no enviaré el desastre que he prometido hasta después de que hayas muerto y seas enterrado en paz. Tú mismo no llegarás a ver la calamidad que traeré sobre esta ciudad y sus habitantes’”». De modo que llevaron su mensaje al rey.


Por eso, no enviaré el desastre que he prometido hasta después de que hayas muerto y seas enterrado en paz. Tú no llegarás a ver la calamidad que traeré sobre esta ciudad’”». De modo que llevaron su mensaje al rey.


»”Pero escucha esta promesa del Señor, oh Sedequías, rey de Judá. Esto dice el Señor: ‘No te matarán en la guerra


todos los valientes guerreros viajaron toda la noche hasta Bet-sán y bajaron los cuerpos de Saúl y de sus hijos de la muralla. Llevaron los cuerpos a Jabes, donde los incineraron.


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