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Jeremías 31:7 - Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Ahora esto dice el Señor: «Canten con alegría por Israel. ¡Griten por la mejor de las naciones! Griten de alabanza y alegría: “¡Salva a tu pueblo, oh Señor, el remanente de Israel!”.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Porque así ha dicho Jehová: Regocijaos en Jacob con alegría, y dad voces de júbilo a la cabeza de naciones; haced oír, alabad, y decid: Oh Jehová, salva a tu pueblo, el remanente de Israel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Y añade Yavé: ¡Vitoreen con alegría a Jacob, aclamen a la primera de las naciones! Háganse escuchar, celébrenlo y publíquenlo: '¡Yavé ha salvado a su pueblo, al resto de Israel!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Así dice YHVH: ¡Gritad jubilosos por Jacob! ¡Gritad con alegría ante la cabeza de naciones! Haced oír, alabad, y decid: ¡YHVH ha salvado a su pueblo, el remanente de Israel!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Porque así dice Yahveh: 'Gritad de alegría por Jacob, exultad por la primera de las naciones, proclamad, cantad y decid: 'Salvó Yahveh a su pueblo, al resto de Israel'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Porque así dice Jehová: Cantad con alegría por Jacob, y dad voces de júbilo entre la principal de las naciones; publicad, alabad, y decid: Oh Jehová, salva a tu pueblo, el remanente de Israel.

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Jeremías 31:7
37 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y ustedes, los que quedan en Judá, los que han escapado de los estragos del ataque, echarán raíces en su propio suelo, crecerán y prosperarán.


¡Salva a tu pueblo! Bendice a Israel, tu posesión más preciada. Guíalos como un pastor y llévalos en tus brazos por siempre.


¿Quién vendrá del monte Sion para rescatar a Israel? Cuando el Señor restaure a su pueblo, Jacob gritará de alegría e Israel se gozará.


pero reuniré al remanente de mi rebaño de todos los países donde lo he expulsado. Volveré a traer a mis ovejas a su redil y serán fructíferas y crecerán en número.


Lo mismo sucede hoy, porque unos cuantos del pueblo de Israel han permanecido fieles por la gracia de Dios, es decir, por su bondad inmerecida al elegirlos;


Con respecto a Israel, el profeta Isaías clamó: «Aunque los hijos de Israel son tan numerosos como la arena a la orilla del mar, solo un remanente se salvará.


Ahora, tan cierto como que yo vivo —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel—, Moab y Amón serán destruidos, aniquilados por completo, igual que Sodoma y Gomorra. Su tierra será un lugar de ortigas, de pozos de sal y de desolación eterna. El remanente de mi pueblo los saqueará y tomará su tierra».


¿Dónde hay otro Dios como tú, que perdona la culpa del remanente y pasa por alto los pecados de su preciado pueblo? No seguirás enojado con tu pueblo para siempre, porque tú te deleitas en mostrar tu amor inagotable.


«Algún día, oh Israel, yo te reuniré; juntaré al remanente que quedó. Volveré a reunirlos como ovejas en su redil y como un rebaño en su pastizal. ¡Sí, su tierra se llenará nuevamente de ruidosas multitudes!


Odien lo malo y amen lo bueno; conviertan sus tribunales en verdaderas cortes de justicia. Quizás el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales todavía tenga compasión del remanente de su pueblo.


Pero todo el que invoque el nombre del Señor será salvo; pues algunos que están en el monte Sion en Jerusalén escaparán, tal como el Señor lo ha dicho. Estos se contarán entre los sobrevivientes a quienes el Señor ha llamado.


pero sí le demostraré amor al pueblo de Judá. Lo libraré de sus enemigos, no con armas y ejércitos ni con caballos y jinetes, sino con mi poder como el Señor su Dios».


»”Sin embargo, permitiré que algunos de mi pueblo escapen de la destrucción y esos pocos serán esparcidos entre las naciones del mundo.


Sus descendientes serán reconocidos y honrados entre las naciones. Todo el mundo se dará cuenta de que es un pueblo al que el Señor ha bendecido».


Canten, oh cielos, porque el Señor ha hecho algo tan maravilloso. ¡Griten de júbilo, oh profundidades de la tierra! ¡Pónganse a cantar, oh montes, bosques y todos los árboles! Pues el Señor ha redimido a Jacob y es glorificado en Israel.


Tal vez el Señor tu Dios haya oído al jefe del Estado Mayor asirio, que fue enviado por el rey para desafiar al Dios viviente, y lo castigue por sus palabras. ¡Te rogamos que ores por los que hemos quedado!”».


En ese día, el Señor extenderá su mano por segunda vez para traer de regreso al remanente de su pueblo: los que queden en Asiria y el norte de Egipto; en el sur de Egipto, Etiopía y Elam; en Babilonia, Hamat y todas las tierras costeras distantes.


Si el Señor de los Ejércitos Celestiales no hubiera perdonado la vida a unos cuantos entre nosotros, habríamos sido exterminados como Sodoma y destruidos como Gomorra.


¡Oh Señor nuestro Dios, sálvanos! Vuelve a reunirnos de entre las naciones, para que podamos agradecer a tu santo nombre, alegrarnos y alabarte.


Pues Dios salvará a Jerusalén y reconstruirá las ciudades de Judá. Su pueblo vivirá allí y se establecerá en su propia tierra.


Que Dios tenga misericordia y nos bendiga; que su rostro nos sonría con favor. Interludio


»Alégrense con él, oh cielos, y que lo adoren todos los ángeles de Dios. Alégrense con su pueblo, oh gentiles, y que todos los ángeles se fortalezcan en él. Pues él vengará la sangre de sus hijos; cobrará venganza de sus enemigos. Dará su merecido a los que lo odian y limpiará la tierra de su pueblo».


Si escuchas los mandatos del Señor tu Dios que te entrego hoy y los obedeces cuidadosamente, el Señor te pondrá a la cabeza y no en la cola, y siempre estarás en la cima, nunca por debajo.


Nuestro culto a ídolos en las colinas y nuestras orgías religiosas en las montañas son una falsa ilusión. Solo en el Señor nuestro Dios encontrará Israel salvación.


¡Canten al Señor! ¡Alaben al Señor! Pues al pobre y al necesitado los ha rescatado de sus opresores.


Vendrán a su tierra y entonarán canciones de alegría en las alturas de Jerusalén. Estarán radiantes debido a los buenos regalos del Señor: abundancia de grano, vino nuevo y aceite de oliva, y los rebaños y las manadas saludables. Su vida será como un jardín bien regado, y desaparecerán todas sus tristezas.


Jerusalén, antes colmada de gente, ahora está desierta. La que en su día fue grande entre las naciones ahora queda sola como una viuda. La que antes era la reina de toda la tierra ahora es una esclava.


Nos llenamos de risa y cantamos de alegría. Y las otras naciones dijeron: «Cuántas maravillas ha hecho el Señor por ellos».


Los centinelas gritan y cantan de alegría, porque con sus propios ojos ven al Señor regresando a Jerusalén.


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