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Jeremías 31:10 - Biblia Nueva Traducción Viviente

10 »Ustedes, naciones del mundo, escuchen este mensaje del Señor; proclámenlo en las costas lejanas: El Señor, quien dispersó a su pueblo, lo reunirá y lo cuidará como hace un pastor con su rebaño.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Que todas las naciones escuchen la palabra de Yavé; proclámenla en las islas lejanas: 'El que dispersó a Israel, lo reunirá y lo cuidará como un pastor a su rebaño.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Oh naciones, oíd la palabra de YHVH, Y hacedlo saber en las costas lejanas: El que esparció a Israel lo reunirá y lo guardará, Como el pastor a su rebaño.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Escuchad, naciones, la palabra de Yahveh, anunciadla en las islas lejanas y decid: 'El que dispersó a Israel lo reúne y lo guarda como pastor a su rebaño'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las islas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá y lo guardará como un pastor a su rebaño.

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Jeremías 31:10
43 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Alimentará su rebaño como un pastor; llevará en sus brazos los corderos y los mantendrá cerca de su corazón. Guiará con delicadeza a las ovejas con crías.


Seré como un pastor que busca al rebaño esparcido. Encontraré a mis ovejas y las rescataré de todos los lugares por donde quedaron esparcidas ese día oscuro y nublado.


Realizaré una señal entre ellos y enviaré a los sobrevivientes a que lleven mi mensaje a las naciones: a Tarsis, a los libios y a los lidios (que son famosos arqueros), a Tubal y a Grecia y a todas las tierras más allá del mar que no han oído de mi fama ni han visto mi gloria. Allí declararán mi gloria ante las naciones.


Aunque estés desterrado en los extremos de la tierra, el Señor tu Dios te traerá de allí y te reunirá nuevamente.


Y no solo por esa nación, sino que también moriría para congregar y unir a todos los hijos de Dios dispersos por el mundo.


Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen.


Sin embargo, trataré con severidad a quienes te oprimieron. Salvaré al débil y al indefenso; reuniré a los que fueron expulsados. Daré gloria y renombre a los que fueron desterrados dondequiera que hayan sido ridiculizados y avergonzados.


»Así que no se preocupe, pequeño rebaño. Pues al Padre le da mucha felicidad entregarles el reino.


En aquel día el Señor su Dios rescatará a su pueblo, así como un pastor rescata a sus ovejas. Brillarán en la tierra del Señor como joyas en una corona.


El Señor los llenará de terror cuando destruya a todos los dioses de la tierra. Entonces naciones en todo el mundo adorarán al Señor, cada una en su propio país.


Y él se levantará para dirigir a su rebaño con la fuerza del Señor y con la majestad del nombre del Señor su Dios. Entonces su pueblo vivirá allí tranquilo, porque él es exaltado con honores en todas partes.


«En aquel día venidero —dice el Señor— reuniré a los lisiados, a los que fueron desterrados, y a quienes he llenado de profundo dolor.


«Algún día, oh Israel, yo te reuniré; juntaré al remanente que quedó. Volveré a reunirlos como ovejas en su redil y como un rebaño en su pastizal. ¡Sí, su tierra se llenará nuevamente de ruidosas multitudes!


»”Mi siervo David será su rey y tendrán un solo pastor. Obedecerán mis ordenanzas y se asegurarán de cumplir mis decretos.


También con enojo, extenderé mi mano fuerte y mi brazo poderoso, y te traeré de regreso desde los territorios por donde fuiste esparcido.


»Por lo tanto, diles a los desterrados: “Esto dice el Señor Soberano: ‘A pesar de que los esparcí por los países del mundo, yo seré un santuario para ustedes durante su tiempo en el destierro.


Los padres se comerán a sus propios hijos y los hijos se comerán a sus padres. Te castigaré, y esparciré a los pocos que sobrevivan a los cuatro vientos.


Coloca una tercera parte del cabello en el centro del mapa que hiciste de Jerusalén. Después de representar el ataque a la ciudad, quémalo allí. Esparce otra tercera parte del cabello por todo el mapa y córtalo con una espada. Arroja la otra tercera parte al viento, porque yo esparciré a mi pueblo con la espada.


Traeré a Israel de regreso a su hogar, a su propia tierra, para comer en los campos de Carmelo y Basán, y para quedar saciado una vez más en la zona montañosa de Efraín y Galaad.


»Los israelitas son como ovejas que han sido esparcidas por los leones. Primero los devoró el rey de Asiria. Después Nabucodonosor, rey de Babilonia, les quebró los huesos».


a los reyes de Tiro y Sidón, y a los reyes de las regiones al otro lado del mar.


Son barcos de los confines de la tierra, de países que confían en mí, con los grandes barcos de Tarsis a la cabeza. Traen al pueblo de Israel de regreso a su hogar desde muy lejos, transportando su plata y su oro. Honrarán al Señor tu Dios, al Santo de Israel, porque él te ha llenado de esplendor.


Por un breve instante te abandoné, pero con gran compasión te recibiré de nuevo.


¡Canten al Señor un nuevo cántico! ¡Canten sus alabanzas desde los confines de la tierra! Canten, ustedes que navegan los mares, los que viven en las costas lejanas.


No vacilará ni se desalentará hasta que prevalezca la justicia en toda la tierra. Aun las tierras lejanas más allá del mar esperarán sus instrucciones».


«Escuchen en silencio ante mí, tierras más allá del mar. Traigan sus argumentos más convincentes. Vengan ahora y hablen; el tribunal está listo para oír su caso.


Sin embargo, llegará el día cuando el Señor los reunirá como grano seleccionado a mano. Uno por uno los irá reuniendo, desde el río Éufrates al oriente, hasta el arroyo de Egipto al occidente.


Pero los que quedaron, gritan y cantan de alegría; los del occidente alaban la majestad del Señor.


Los reyes occidentales, de Tarsis y de otras tierras distantes, le llevarán tributo. Los reyes orientales, de Saba y de Seba, le llevarán regalos.


Los habría aniquilado por completo, habría borrado hasta el recuerdo de ellos,


Los descendientes de ellos llegaron a ser los pueblos marineros que se dispersaron por diversas tierras, cada uno identificado por su propio idioma, clan e identidad nacional.


Los dispersaré entre las naciones y sacaré mi espada contra ustedes. Sus ciudades quedarán en ruinas y su tierra desolada.


El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito.


Mantente al tanto del estado de tus rebaños y entrégate de lleno al cuidado de tus ganados,


«Consuelen, consuelen a mi pueblo —dice su Dios—.


Sin embargo, incluso ahora, ¡sean libres de su cautiverio! Salgan de Babilonia y de los babilonios. ¡Canten este mensaje! Grítenlo hasta los extremos de la tierra. El Señor ha redimido a sus siervos: a los del pueblo de Israel.


Y les daré pastores conforme a mi propio corazón, que los guiarán con conocimiento y entendimiento.


Entonces nombraré pastores responsables que cuidarán de ellas, y nunca más tendrán temor. Ni una sola se perderá ni se extraviará. ¡Yo, el Señor, he hablado!


»Después, dirigirá su atención a la región de la costa y conquistará muchas ciudades. Sin embargo, un comandante de otra tierra pondrá fin a su insolencia y lo hará retirarse avergonzado.


El Señor dice: «¡Salgan! Huyan de Babilonia en la tierra del norte, porque yo los he dispersado a los cuatro vientos.


El Señor reconstruye a Jerusalén y trae a los desterrados de vuelta a Israel.


Cuando los llame con un silbido, vendrán corriendo, porque los he redimido. De los pocos que queden, volverán a ser tan numerosos como eran antes.


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