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Jeremías 25:34 - Biblia Nueva Traducción Viviente

34 ¡Lloren y giman, pastores malvados! ¡Revuélquense en el polvo, líderes del rebaño! Ha llegado el momento de su matanza; ustedes caerán y se harán añicos como vaso frágil.

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Biblia Reina Valera 1960

34 Aullad, pastores, y clamad; revolcaos en el polvo, mayorales del rebaño; porque cumplidos son vuestros días para que seáis degollados y esparcidos, y caeréis como vaso precioso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Pastores, lancen alaridos y griten, revuélquense en la tierra, dueños del rebaño, porque a ustedes les toca ir al matadero y ser ejecutados como carneros escogidos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 ¡Gemid, pastores, y clamad! ¡Revolcaos en la ceniza,° mayorales del rebaño! Los días del degüello y de vuestra dispersión están cumplidos; Caeréis como un vaso precioso,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Ululad, pastores, y gritad; revolcaos, mayorales del rebaño, porque han llegado los días de vuestro degüello y de vuestra dispersión: caeréis como objeto precioso.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

34 Aullad, pastores, y clamad; y revolcaos en la ceniza, mayorales del rebaño; porque los días de vuestra matanza y de vuestra dispersión se han cumplido, y caeréis como vaso precioso.

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Jeremías 25:34
34 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Oh, pueblo mío, vístete de tela áspera y siéntate entre las cenizas. Laméntate y llora amargamente, como el que pierde a un hijo único. ¡Pues los ejércitos destructores caerán de sorpresa sobre ti!


Pisotean a los pobres, robándoles el grano con impuestos y rentas injustas. Por lo tanto, aunque construyan hermosas casas de piedra, nunca vivirán en ellas. Aunque planten viñedos exuberantes, nunca beberán su vino.


Cuando regrese a Egipto, se llevará consigo los ídolos de ellos, junto con objetos de oro y de plata de incalculable valor. Después de esto, dejará al rey del norte en paz por algunos años.


»”Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano: sin duda alguna, juzgaré entre las ovejas gordas y las ovejas escuálidas.


¿Te estás alegrando en la tierra de Uz, oh pueblo de Edom? Tú también beberás de la copa del enojo del Señor; tú también serás desnudada en tu borrachera.


Maten incluso a sus becerros; ¡para ellos también será terrible! ¡Masácrenlos a todos! Pues ha llegado el día del juicio a Babilonia.


Dejen que se tambalee y caiga como un borracho, porque se ha rebelado contra el Señor. Moab se revolcará en su propio vómito y será ridiculizada por todos.


Todas las naciones le servirán a él, a su hijo y a su nieto hasta que se acabe el tiempo de ellos. Entonces muchas naciones y grandes reyes conquistarán y dominarán a Babilonia.


Escuchen los gritos desesperados de los pastores. Los líderes del rebaño gimen en su desesperación porque el Señor está arruinando sus pastos.


Se la di a Dedán, a Tema, a Buz y a la gente que vive en lugares remotos.


»”Entonces, después que hayan pasado los setenta años de cautiverio, castigaré al rey de Babilonia y a su pueblo por sus pecados —dice el Señor—. Haré del país de los babilonios una tierra baldía para siempre.


»¿Por qué es este hombre, Joaquín, como una vasija desechada y rota? ¿Por qué serán él y sus hijos exiliados al extranjero?


»”Me dije a mí mismo: ‘¡Cómo quisiera tratarlos como a mis propios hijos!’. Solo quería darles esta hermosa tierra, la posesión más maravillosa del mundo. Esperaba con anhelo que me llamaran ‘Padre’, y quise que nunca se alejaran de mí.


La espada del Señor está empapada en sangre y cubierta de grasa, con la sangre de corderos y cabras, con la grasa de carneros preparados para el sacrificio. Sí, el Señor ofrecerá un sacrificio en la ciudad de Bosra y hará una gran matanza en Edom.


¡Qué aflicción les espera a ustedes, asirios, que han destruido a otros, pero nunca han sido destruidos! Traicionan a los demás, pero nunca han sido traicionados. Cuando terminen de destruir, serán destruidos. Cuando terminen de traicionar, serán traicionados.


Ustedes serán aplastados como una vasija de barro, hechos añicos de una manera tan completa que no habrá un pedazo lo suficientemente grande para llevar los carbones de una hoguera ni un poco de agua del pozo».


Después de que el Señor haya utilizado al rey de Asiria para llevar a cabo sus propósitos en el monte Sion y en Jerusalén, se volverá contra el rey de Asiria y lo castigará, porque es soberbio y arrogante.


Destruirá todos los grandes barcos mercantes y todas las naves magníficas.


Las quebrarás con vara de hierro y las harás pedazos como si fueran ollas de barro”».


En la primavera de ese año, el rey Nabucodonosor llevó a Joaquín a Babilonia. En esa ocasión, también se llevaron muchos tesoros del templo del Señor. Nabucodonosor puso en el trono a Sedequías, tío de Joaquín, para que fuera el siguiente rey de Judá y de Jerusalén.


Sus años sobre la tierra los han pasado con lujos, satisfaciendo todos y cada uno de sus deseos. Se han dejado engordar para el día de la matanza.


Hasta morirán hombres tan fuertes como los bueyes salvajes, los jóvenes junto a los veteranos. La tierra quedará empapada en sangre y el suelo enriquecido con la grasa.


Que se escuchen gritos de dolor desde sus casas cuando los guerreros caigan súbitamente sobre ellos. Pues han cavado una fosa para mí y han escondido trampas a lo largo de mi camino.


Hay llanto y dolor en cada hogar moabita y en cada calle. Pues hice pedazos a Moab como a una vasija vieja y despreciada.


El pueblo de Israel ha sido tragado; ahora está tirado en medio de las naciones como una olla vieja y descartada.


«Mi ira se enciende contra sus pastores y castigaré a esos líderes. Pues el Señor de los Ejércitos Celestiales ha llegado para cuidar a Judá, su rebaño. Él los hará fuertes y magníficos, como un caballo majestuoso en la batalla.


Escuchen el gemido de los pastores porque se destruyeron sus abundantes pastizales. Oigan rugir a los leones jóvenes porque se arruinaron sus matorrales en el valle del Jordán.


»¡Qué aflicción les espera a los líderes de mi pueblo —los pastores de mis ovejas— porque han destruido y esparcido precisamente a las ovejas que debían cuidar!», dice el Señor.


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