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Jeremías 2:37 - Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Desesperado, serás llevado al destierro con las manos en la cabeza, porque el Señor ha rechazado a las naciones en las cuales confías. Ellas no te ayudarán en absoluto.

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Biblia Reina Valera 1960

37 También de allí saldrás con tus manos sobre tu cabeza, porque Jehová desechó a aquellos en quienes tú confiabas, y no prosperarás por ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 También de ahí saldrás con las manos en la cabeza, porque a Yavé no le gustan aquellos en que confías, y no te irá bien con ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 También de allí saldrás con las manos en la cabeza, Porque YHVH ha desechado la base de tu confianza, Y con ellos no prosperarás.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 También de allí saldrás con las manos en la cabeza; porque Yahveh rechaza tus apoyos, y no tendrás éxito con ellos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

37 También saldrás de él con tus manos sobre tu cabeza; porque Jehová desechó a aquellos en quienes confías, y no prosperarás por ellos.

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Jeremías 2:37
16 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero entonces, ella rasgó su túnica y echó ceniza sobre su cabeza y, cubriéndose la cara con las manos, se fue llorando.


Esto dice el Señor: «Malditos son los que ponen su confianza en simples seres humanos, que se apoyan en la fuerza humana y apartan el corazón del Señor.


Él llevará a Sedequías a Babilonia y allí me ocuparé de él —dice el Señor—. Si ustedes pelean contra los babilonios, no vencerán”».


Primero acá, después allá, saltas de un aliado a otro pidiendo ayuda. Pero tus nuevos amigos de Egipto te fallarán, tal como Asiria lo hizo antes.


Irán tropezando como prisioneros o quedarán tendidos entre los muertos. Pero aun así no quedará satisfecho el enojo del Señor; su puño sigue preparado para dar el golpe.


Así que como pueden ver, Dios está con nosotros; él es nuestro líder. Sus sacerdotes tocan las trompetas y nos dirigen en batalla contra ustedes. ¡Oh pueblo de Israel, no luches contra el Señor, Dios de tus antepasados, porque no tendrás éxito!».


Pero Moisés les dijo: «¿Por qué desobedecen ahora las órdenes del Señor de volver al desierto? No les dará resultado.


Los nobles envían a sus sirvientes a buscar agua, pero los pozos están secos. Confundidos y desesperados, los siervos regresan con sus cántaros vacíos, y con sus cabezas cubiertas en señal de dolor.


El suelo está reseco y agrietado por falta de lluvia. Los agricultores están profundamente angustiados; ellos también se cubren la cabeza.


Esto dice el Señor: “Que conste en acta que este hombre, Joaquín, no tuvo hijos. Él es un fracasado, porque no tendrá hijos que le sucedan en el trono de David para gobernar a Judá”.


—Está bien, quédate hoy aquí —le dijo David— y mañana puedes regresar al ejército. Así que Urías se quedó en Jerusalén ese día y el siguiente.


Anularé el trato que ustedes hicieron para burlar a la muerte, y revocaré su acuerdo para evitar la tumba. Cuando el terrible enemigo arrase la tierra, ustedes serán pisoteados.


Llora por tus aliados en el Líbano; grita por ellos en Basán. Búscalos en las regiones al oriente del río. Mira, todos han sido destruidos. No quedó nadie para ayudarte.


En vano esperamos que nuestros aliados vinieran a salvarnos, pero buscábamos socorro en naciones que no podían ayudarnos.


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