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Jeremías 11:21 - Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Esto dice el Señor acerca de los hombres de Anatot que deseaban mi muerte. Ellos habían dicho: «Te mataremos si no dejas de profetizar en el nombre del Señor».

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Biblia Reina Valera 1960

21 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de los varones de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No profetices en nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Esta es la sentencia que ha pronunciado Yavé en contra de los hombres de Anatot, que me amenazaron de muerte y me dijeron: 'Deja de hacerte el profeta de Yavé, y te perdonaremos la vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Por tanto, así dice YHVH acerca de los hombres de Anatot, que procuran tu alma, diciendo: No profetices en nombre de YHVH, no sea que mueras por nuestra mano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Por eso, así dice Yahveh sobre las gentes de Anatot que atentan contra tu vida, diciendo: 'No profetices en nombre de Yahveh, y así no morirás a mano nuestra'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

21 Por tanto, así dice Jehová acerca de los varones de Anatot, que buscan tu vida, diciendo: No profetices en nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos.

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Jeremías 11:21
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero ustedes hicieron que los nazareos pecaran, forzándolos a beber vino, y les ordenaron a los profetas: “¡Cállense!”


He oído los muchos rumores acerca de mí. Me llaman «El hombre que vive aterrorizado». Me amenazan diciendo: «Si dices algo te denunciaremos». Aun mis viejos amigos me vigilan, esperando que cometa algún error fatal. «Caerá en su propia trampa —dicen—, entonces nos vengaremos de él».


Les dicen a los videntes: «¡Dejen de ver visiones!». Les dicen a los profetas: «No nos digan lo que es correcto. Dígannos cosas agradables; cuéntennos mentiras.


Pero les digo la verdad, ningún profeta es aceptado en su propio pueblo.


Otros agarraron a los mensajeros, los insultaron y los mataron.


Pero los agricultores agarraron a los siervos, golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a un tercero.


»Un hermano traicionará a muerte a su hermano, un padre traicionará a su propio hijo, los hijos se rebelarán contra sus padres y harán que los maten.


Pues el hijo desprecia a su padre. La hija se rebela contra su madre. La nuera reta a su suegra. ¡Sus enemigos están dentro de su propia casa!


pero cuando Jeremías terminó su mensaje, habiendo dicho todo lo que el Señor le ordenó que dijera, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo que estaba junto al templo lo atacaron en masa. «¡Mátenlo! —gritaban—.


Estas son las palabras de Jeremías, hijo de Hilcías, uno de los sacerdotes de Anatot, ciudad de la tierra de Benjamín.


«Tu primo Hanameel, hijo de Salum, vendrá y te dirá: “Compra mi terreno en Anatot. Por ley tienes derecho a comprarlo antes de que lo ofrezca a algún otro”».


Los entregaré en manos de sus enemigos y ellos los matarán. Sus cuerpos serán alimento para los buitres y para los animales salvajes.


Ellos pelearán contra ti, pero fracasarán, porque yo estoy contigo y te protegeré. ¡Yo, el Señor, he hablado!


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