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Jeremías 10:6 - Biblia Nueva Traducción Viviente

6 ¡Señor, no hay nadie como tú! Pues eres grande y tu nombre está lleno de poder.

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Biblia Reina Valera 1960

6 No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 ¡No hay como tú, Yavé; tú eres grande, y grande es tu Nombre poderoso!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 ¡Oh YHVH, no hay nadie como Tú! ¡Grande eres, y grande es tu Nombre en poder!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Nadie hay como tú, Yahveh; tú eres grande, y grande en potencia es tu nombre.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 No hay nadie como tú, oh Jehová; grande eres tú, y grande es tu nombre en poder.

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Jeremías 10:6
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

»Oh Señor, entre los dioses, ¿quién es como tú: glorioso en santidad, imponente en esplendor, autor de grandes maravillas?


¡Grande es el Señor! ¡Es el más digno de alabanza! A él hay que temer por sobre todos los dioses.


¡Qué grande es el Señor, cuán digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, situada sobre su monte santo!


«No hay nadie como el Dios de Israel. Él cabalga por el firmamento para ir en tu ayuda, a través de los cielos, con majestuoso esplendor.


¡Que todos los habitantes de Jerusalén griten sus alabanzas con alegría! Pues grande es el Santo de Israel, que vive en medio de ustedes».


¡Grande es el Señor, el más digno de alabanza! Nadie puede medir su grandeza.


¡Cuán grandiosas son sus señales y cuán poderosas sus maravillas! Su reino durará para siempre, y su dominio por todas las generaciones.


¡Qué grande es nuestro Señor! ¡Su poder es absoluto! ¡Su comprensión supera todo entendimiento!


»¡Qué grande eres, oh Señor Soberano! No hay nadie como tú. ¡Nunca hemos oído de otro Dios como tú!


Muestras un amor inagotable a miles, pero también haces recaer las consecuencias del pecado de una generación sobre la siguiente. Tú eres el Dios grande y poderoso, el Señor de los Ejércitos Celestiales.


«¿Con quién me compararán? ¿Quién es igual a mí?», pregunta el Santo.


—Háganlo mañana mismo —dijo el faraón. —De acuerdo —respondió Moisés—, se hará como has dicho. Entonces sabrás que no hay nadie como el Señor nuestro Dios.


Sin embargo, mi nombre es honrado desde la mañana hasta la noche por gente de otras naciones. En todo el mundo ofrecen incienso dulce y ofrendas puras en honor de mi nombre. Pues mi nombre es grande entre las naciones», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.


»Cuando se cumplió el tiempo, yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo. Recuperé la razón, alabé y adoré al Altísimo y di honra a aquel que vive para siempre. Su dominio es perpetuo, y eterno es su reino.


Recuerden las cosas que hice en el pasado. ¡Pues solo yo soy Dios! Yo soy Dios, y no hay otro como yo.


»¿Con quién me compararán? ¿Quién es igual que yo?


¿Con quién podemos comparar a Dios? ¿Qué imagen se puede encontrar que se le parezca?


Con cada hueso de mi cuerpo lo alabaré: «Señor, ¿quién se compara contigo? ¿Quién otro rescata a los indefensos de las manos de los fuertes? ¿Quién otro protege a los indefensos y a los pobres de quienes les roban?».


»Ahora, Dios nuestro —Dios grande, poderoso y temible que cumple su pacto de amor inagotable—, no permitas que todas las privaciones que hemos sufrido te parezcan insignificantes. Grandes dificultades cayeron sobre nosotros, nuestros reyes, nuestros líderes, nuestros sacerdotes, nuestros profetas y nuestros antepasados —todo tu pueblo—, desde los días cuando los reyes de Asiria por primera vez nos vencieron hasta el día de hoy.


Luego, mientras revisaba la situación, reuní a los nobles y a los demás del pueblo y les dije: «¡No le tengan miedo al enemigo! ¡Recuerden al Señor, quien es grande y glorioso, y luchen por sus hermanos, sus hijos, sus hijas, sus esposas y sus casas!».


Pero la roca de nuestros enemigos no es como nuestra Roca, hasta ellos mismos se dan cuenta de eso.


De lo contrario, enviaré más plagas sobre ti, tus funcionarios y tu pueblo. Entonces sabrás que no hay nadie como yo en toda la tierra.


Pero para nosotros: Hay un Dios, el Padre, por quien todas las cosas fueron creadas y para quien vivimos; y hay un Señor, Jesucristo, por medio de quien todas las cosas fueron creadas y por medio de quien vivimos.


¡Pero el Dios de Israel no es ningún ídolo! Él es el Creador de todo lo que existe, incluido Israel, su posesión más preciada. ¡El Señor de los Ejércitos Celestiales es su nombre!


¡Grande es el Señor! ¡Es el más digno de alabanza! A él hay que temer por sobre todos los dioses.


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