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Jeremías 10:16 - Biblia Nueva Traducción Viviente

16 ¡Pero el Dios de Israel no es ningún ídolo! Él es el Creador de todo lo que existe, incluido Israel, su posesión más preciada. ¡El Señor de los Ejércitos Celestiales es su nombre!

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Biblia Reina Valera 1960

16 No es así la porción de Jacob; porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la vara de su heredad; Jehová de los ejércitos es su nombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 No es así Aquel que es la herencia de Jacob, pues él ha formado el universo, e Israel es su tribu heredera, su nombre es Yavé de los Ejércitos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 La porción de Jacob no es parecida a ellas, Porque Él es el Hacedor de todas las cosas, E Israel es la tribu de su heredad. ¡YHVH Sebaot es su nombre!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 No es como la de éstos la porción de Jacob, porque él es quien formó el universo, y su tribu hereditaria es Israel. Yahveh Sebaot es su nombre.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 No es como ellos la porción de Jacob: porque Él es el Hacedor de todo, e Israel es la vara de su herencia: Jehová de los ejércitos es su nombre.

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Jeremías 10:16
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»Pues el pueblo de Israel pertenece al Señor; Jacob es su posesión más preciada.


Muestras un amor inagotable a miles, pero también haces recaer las consecuencias del pecado de una generación sobre la siguiente. Tú eres el Dios grande y poderoso, el Señor de los Ejércitos Celestiales.


Es el Señor quien provee el sol para alumbrar el día y la luna y las estrellas para alumbrar la noche, y agita el mar y hace olas rugientes. Su nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales, y esto es lo que dice:


¡Pero el Dios de Israel no es ningún ídolo! Él es el Creador de todo lo que existe, incluido su pueblo, su posesión más preciada. ¡El Señor de los Ejércitos Celestiales es su nombre!


El Señor hizo la tierra con su poder, y la preserva con su sabiduría. Con su propia inteligencia desplegó los cielos.


¡Señor, eres mío! ¡Prometo obedecer tus palabras!


Recuerda que somos el pueblo que elegiste hace tanto tiempo, ¡la tribu a la cual redimiste como tu posesión más preciada! Y acuérdate de Jerusalén, tu hogar aquí en la tierra.


Me digo: «El Señor es mi herencia, por lo tanto, ¡esperaré en él!».


Pues el Señor escogió a Jacob para sí, a Israel, como su tesoro especial.


Pero el que los redime es fuerte. Su nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales. Él los defenderá y nuevamente les dará descanso en Israel. ¡Pero para la gente de Babilonia no habrá descanso!


Yo formo la luz y creo las tinieblas; yo envío los buenos tiempos y los malos. Yo, el Señor, soy el que hace estas cosas.


Puede fallarme la salud y debilitarse mi espíritu, pero Dios sigue siendo la fuerza de mi corazón; él es mío para siempre.


Ahora bien, si me obedecen y cumplen mi pacto, ustedes serán mi tesoro especial entre todas las naciones de la tierra; porque toda la tierra me pertenece.


Pues tu Creador será tu marido; ¡el Señor de los Ejércitos Celestiales es su nombre! Él es tu Redentor, el Santo de Israel, el Dios de toda la tierra.


Pues yo soy el Señor tu Dios, que agito el mar haciendo que rujan las olas. Mi nombre es Señor de los Ejércitos Celestiales.


Pues yo estaba enojado con mi pueblo escogido y lo castigué al dejar que cayera en tus manos. Sin embargo, tú, Babilonia, no les tuviste compasión. Hasta oprimiste a los ancianos.


Nuestro Redentor, cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales, es el Santo de Israel.


El Señor ha hecho todo para sus propios propósitos, incluso al perverso para el día de la calamidad.


Entonces oro a ti, oh Señor, y digo: «Tú eres mi lugar de refugio. En verdad, eres todo lo que quiero en la vida.


¡Señor, no hay nadie como tú! Pues eres grande y tu nombre está lleno de poder.


«Esto dice el Señor, el Señor que hizo la tierra, que la formó y la estableció, cuyo nombre es el Señor:


Pues el Señor es quien formó las montañas, agita los vientos y da a conocer sus pensamientos a la humanidad. Él convierte la luz del amanecer en oscuridad y marcha sobre las alturas de la tierra. ¡El Señor Dios de los Ejércitos Celestiales es su nombre!


La tierra de Judá será la preciada posesión del Señor en la tierra santa y él elegirá una vez más a Jerusalén para ser su propia ciudad.


Entonces dijo: —Oh Señor, si de verdad cuento con tu favor, te ruego que nos acompañes en el viaje. Es cierto que el pueblo es terco y rebelde, pero te pido que perdones nuestra iniquidad y nuestros pecados. Tómanos como tu posesión más preciada.


El Señor tan solo habló y los cielos fueron creados. Sopló la palabra, y nacieron todas las estrellas.


Pues el Señor de los Ejércitos Celestiales dirá: «Bendito sea Egipto, mi pueblo; bendita sea Asiria, la tierra que yo hice; bendito sea Israel, mi posesión más preciada».


»Tan cierto como que yo vivo —dice el Rey, cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales—, ¡alguien viene contra Egipto que es tan alto como el monte Tabor o como el monte Carmelo junto al mar!


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